Os dejamos información sobre el Centro de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos de Açailandia-Brasil. Carmina Bascarán, L.M.C. de Asturias, aterrizó en Açailandia y después de un año discutiendo qué hacer con un grupo local, la opción fue “defender los derechos humanos con énfasis en la vida, donde el desprecio por la vida es fuerte y persiste”. El CDVDH nació en noviembre de 1996 y coleccionó triunfos.
El primero fue una campaña que logró el registro de nacimiento de más de 3.000 habitantes locales que no tenían ese documento básico, ofreciéndolo gratis a los más pobres, antes de que el gobierno adoptase esa misma iniciativa en el plano nacional.
Otra conquista es el Instituto Carbón Ciudadano, creado en 2004 por las 14 siderúrgicas de la región para monitorear el cumplimiento de leyes laborales en la producción del carbón vegetal. El instituto ya descalificó a 312 proveedores de más de 1.000 auditados, informa Ornedson Carneiro, su presidente.
“Es un avance”, pero esa industria del arrabio (principal materia prima del acero) aún no asume toda su responsabilidad, porque debería tener como empleados suyos, y no tercerizados, a los que producen el carbón, puntualiza Bascarán.
El CDVDH fue decisivo en la formalización, el 21 de junio, del Plan Estadual de Erradicación del Trabajo Esclavo en Maranhão, vinculado a un programa nacional vigente desde 2003. Ya organizó dos conferencias sobre el tema en Açailandia con participantes de todo Brasil.
La legalización, el 9 de junio, de una radio comunitaria tras nueve años de lucha y frecuentes interrupciones impuestas por las autoridades, y la creación de la Cooperativa de la Dignidad, que emplea sólo a ex esclavos o a sus familiares en la producción de carbón reciclado, con residuos de las siderúrgicas, y juguetes con restos de madera, son otras conquistas celebradas.
Pero al Centro le queda aún energía para promover actividades culturales con grupos de danza, teatro y capoeira (lucha corporal de los esclavos afrodescendientes convertida en danza y deporte) con más de 600 jóvenes, algunos ya profesionalizados como instructores en núcleos organizados en cinco de los barrios más pobres de la ciudad.
Es una labor “de prevención del trabajo esclavo”, al generar ingresos y nuevos horizontes para la juventud con el gran poder de movilización del arte, se entusiasma Bascarán, que sueña con obtener apoyos para construir un centro cultural en Açailandia.
En diciembre de 2008 trajeron a España el espectáculo «Quilombagem», sobre el trabajo esclavo, un éxito interpretativo y de público.
