“(…) ¡¡¡Dios mío, estas son las emociones de Jesús!!! Estoy realmente bendecida 😇 ¡gracias, Padre mío! ¡¡En el último peldaño de las escaleras del avión salto entusiasmada!! ¡Qué bueno es volver, estoy muy feliz! Llena de orgullo, en medio de mis compañeros de viaje, doy a gritos mis buenos días «¡bara ala, ooohhh!» ¡Con un hermoso y reconfortante abrazo me recibió mi comunidad, Teresa y Marcelina! (…)» República Centroafricana, 5 de febrero de 2023
A finales de julio, los LMC de Europa (Alemania, Polonia, Italia, Portugal y España) nos hemos reunido on line bajo el lema: Celebrar nuestros talentos y experiencias como LMC. Reproducimos la crónica realizada por Alberto de la Portilla, del Comité Central LMC.
El comité europeo realizó en enorme esfuerzo de organización. No fue sencillo, pero al final las traducciones simultaneas posibilitaron que los LMC de diferentes países pudieran participar y aprovechar todo lo comentado.
La idea del encuentro era ofrecer variedad de contenidos y experiencias en función de los intereses, de las actividades y compromisos que como LMC desarrollamos en Europa o desde Europa.
El encuentro comenzó con la intervención de los LMC de Alemania que compartieron su gran trabajo en el tema de la Paz. Comenzaron apoyando los proyectos combonianos por el desarrollo de la paz en Sudán y han ido ampliando este abanico a las diferentes realidades conflictivas que enfrentamos en el planeta e incluso a nivel local en nuestro medio más cercano. Todo ello con una metodología de aproximación que busca entender el conflicto y promover soluciones válidas para todos.
Posteriormente los LMC de Polonia nos animaron a reflexionar sobre la manera de sensibilizar sobre el trabajo que realizamos y recoger fondos para ello. Se destacó mucho la importancia de incluir a los colaboradores, no solo alguien que pueda dar una ayuda puntual sino de establecer un vínculo que permita dar seguimiento al trabajo que vamos desarrollando y que las personas se sientan parte de él. Nos expusieron diversas iniciativas y posibilidades. Después desde otros países se compartieron igualmente diferentes iniciativas que se realizan y están dando sus pequeños frutos.
Seguidamente tuvimos un tiempo de reflexión sobre la misión en familia. Fue un tiempo rico donde, desde la experiencia, se compartió lo que supone estar en misión en familia. La incomprensión a veces por parte de algunos que piensan que estar en misión es tener mucho tiempo para hacer actividades mientras que desde la experiencia constatamos que es verdaderamente nuestro testimonio de vida, en este caso como familia, el que nos acerca más a la gente, a su día a día.
También estuvimos reflexionando sobre la importancia de escoger lugares donde la familia pueda estar. Donde el nivel de violencia no sea alto y a la vez sea posible tener unos mínimos de educación y cuidado sanitario para los hijos e hijas. También la importancia del diálogo en la familia, especialmente cuando los niños van llegando a su adolescencia y juventud que van tomado sus propias decisiones y opciones vitales. En general constatamos que es una gran riqueza para los niños. Sin duda un tema muy bonito y muy ligado a nuestra realidad laical.
Después de un merecido tiempo de descanso para almorzar retomamos los talleres con el testimonio misionero de lacomunidad portuguesa de Fetais. Los LMC portugueses decidieron el año pasado abrir una presencia comunitaria en la periferia de Lisboa. En un barrio con una gran diversidad de nacionalidades donde destacan las de migrantes que provienen de antiguas colonias portuguesas de África, pero donde también hay presencia de latinoamericanos y personas de origen asiático. Todo ello con portugueses, muchos de ellos de etnia gitana.
Toda esta gran diversidad hace que vivir allá diste mucho de lo habitual en el país. Sin duda un crisol de culturas que trae mucha riqueza, pero a veces con muchas dificultades ligadas a su condición de exclusión.
Esta experiencia dio pie también a un debate de los derechos de los migrantes en la unión europea, la política común que no facilita la inmigración y cómo también la desigual exigencia de un país u otro puede hacer que las personas se vean más perjudicadas en función de la legislación local.
A continuación, los LMC de España nos ayudaron a adentramos en una muy elaborada presentación de la importancia de la incidencia política en nuestra acción misionera en Europa. Tomar conciencia de como el Papa Francisco nos anima a un posicionamiento y una responsabilidad política cada vez mayor como laicos pues la política, como servicio del bien común, marca definitivamente la vida de la gente. Lo importante de la influencia en el cambio de legislaciones, la sensibilización de las personas para los diferentes temas que tanto afectan como el cuidado del planeta, las migraciones, etc.
La presentación fue acompañada con la intervención externa de la hermana Benjamine que nos habló del trabajo realizado desde Talita Kum contra la Trata de personas a nivel internacional. O el Hermano Simone que nos habló del trabajo en VIVAT internacional y la presión que se intenta hacer tanto en el ONU como en Ginebra para el cambio de políticas globales o el P Lorenzo que nos compartió la lucha que desde la red Iglesia y Minería se tiene contra el estractivismo minero abusivo que se realiza en América Latina. Todos ellos reforzando la responsabilidad y la necesidad de un trabajo en este sector que tenemos desde Europa.
La última sesión del día estuvo a cargo de los LMC de Italia que nos presentaron varios de los proyectos que desarrollan en diversas partes del país. Desde la acogida de migrantes en la comunidad La Zattera en Palermo. Un lugar donde organizar la vida, descansar y lanzarse a la integración en la nueva sociedad.
En esta línea desde Venegono nos expusieron los proyectos que desarrollan desde la ONG Combinazione como las varias casas de acogida para refugiados que llevan adelante, donde actúan desde la primera acogida hasta un último recurso de camino a la vida independiente donde facilitar esa salida de los anteriores recursos.
También nos expusieron el trabajo de sensibilización en las escuelas. Llevar las realidades del mundo a los niños y jóvenes, con proyectos de sensibilización adaptados a las diferentes edades y donde también se cuenta a veces con el testimonio de africanos migrantes. O incluso con la edición de un libro que ayuda a entrar y abarcar más la realidad de una sociedad cambiante y el protagonismo de todos en esta sociedad, especialmente de los más jóvenes.
Por último, Simone nos compartió la experiencia de vida como LMC en la comunidad religiosa comboniana de Castel Voturno y en especial su trabajo en la asociación Black and White que procura ofrecer alternativas educativas y de ocio a los hijos de migrantes que llegaron a Italia y que ni siquiera habiendo nacido en Italia tienen derecho a la ciudadanía italiana. También como este recurso se convierte en el único lugar de ocio o posibilidades de estudio para estos chicos y chica por las malas condiciones del barrio donde viven.
Para finalizar este día tan intenso pudimos tener un tiempo de tranquilidad y oración juntosorganizado desde España. Una oración sencilla en las diferentes lenguas, donde poder poner a los pies del Señor todo lo compartido, las necesidades de todas aquellas personas a las que servimos y nuestra voluntad de seguir en el camino allá don Él nos llame.
Con el Padrenuestro en cada una de nuestras lenguas cerramos este bonito día de compartir y soñar juntos desde los dones y servicios que cada uno desarrollamos. Con seguridad habrá iluminado a muchos para nuevas iniciativas y animado a todos sabiendo que estamos juntos en esta causa común que es el Reino de Dios.
Un abrazo a todos y gracias a los que participasteis pues con vuestras aportaciones nos hicisteis crecer.
Del 2 al 7 de agosto hemos celebrado nuestra Asamblea en Castrillo de la Vega (Burgos). Hemos retomado con ilusión este momento de encuentro, reflexión y escucha al Señor para plantear juntos los retos del nuevo curso.
Dedicamos dos días a la formación en la línea del franciscano Javier Garrido, reflexionando sobre el proceso de seguimiento de Jesús: vivir de creencias, vivir de ideologías, vivir en verdad. Y dentro de este marco, nos detuvimos en cómo vivimos nuestra relación con los bienes materiales.
Más adelante, repasamos la situación de las distintas misiones en las que participamos conjuntamente los LMC de distintos países: Mongumba (R. Centroafricana), Carapira (Mozambique), Arequipa (Perú), Açailândia (Brasil) y la nueva misión de Kitelakapel (Kenya), desde la que tuvimos la alegría de contactar directamente con la LMC italiana Linda, y también de saber que nuestra compañera Tere Monzón, recientemente retornada de Mozambique, podría dedicar un periodo breve, en torno a 1 año, en la misión de Mongumba para fortalecer la comunidad que se encuentra temporalmente mermada. Tere, presente en la asamblea, nos compartió su testimonio misionero de su última etapa en Mozambique, mientras que Xoan Carlos Sánchez nos compartió on line desde Açailândia, justo antes de acoger allí el Foro Social de Familia Comboniana, que da continuidad al Foro Social Panamazónico (FOSPA) celebrado en Belem.
Dedicamos también un tiempo a reflexionar sobre el trabajo de coordinación a nivel europeo y una de las propuestas surgidas en el reciente taller on line de los LMC-Europa, para incorporar el enfoque de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) a nuestra vida misionera, concretamente en su vertiente de denuncia profética.
Con enorme alegría recibimos también a dos nuevas misioneras, Juliana y Pauline, que han completado su etapa de discernimiento. Por otra parte, nuestro compañero Leo, de Tenerife, compartió que estaría disponible para partir a una misión internacional en septiembre del próximo año.
En cuanto a las líneas de trabajo para el nuevo curso, hicimos una breve revisión de cómo estamos caminando en las propuestas surgidas en la última Asamblea Internacional (Roma-2018), para detectar aquellas en las que debemos incidir especialmente. También abordamos la Animación Misionera, en la que siempre cuidamos especialmente el acompañamiento del grupo juvenil Combojoven que realizamos junto a los Misioneros Combonianos (MCCJ) y las Misioneras Combonianas (SMC), así como la comunicación con las Delegaciones de Misiones. Este año coinciden los Capítulos Generales de estas dos instituciones hermanas, por lo que estaremos muy pendientes de los procesos y reflexiones que se generen. Una buena noticia en este sentido es que en la revisión de la Regla de Vida de los MCCJ aparece por primera vez la relación con los LMC.
Durante el mes de junio los MCCJ celebran su Capítulo General en Roma. El pasado 16 de junio, llegó el momento de la intervención de la Familia Comboniana en el XIX Capítulo General de los MCCJ.
Como el capítulo se desarrolla con fuertes medidas de prevención por causa de la pandemia, esta vez la intervención de los LMC se realizó de manera online.
Para todos nosotros como familia comboniana el capítulo de los MCCJ supone un momento muy importante. Un tiempo de reflexión y escucha de la realidad, un tiempo de discernimiento y de intuición misionera que a todos ilumina.
Nuestra intervención está ubicada en los informes que ayudan a ver la realidad y en particular a ver el camino recorrido como LMC a lo largo de los últimos años.
En un primer momento la idea fue centrar la intervención como parte de la familia comboniana, entender nuestro camino como parte del caminar que hacemos como familia al servicio de la misión y de manera particular recordar cómo queremos caminar en común, qué recorrido hemos realizado hasta ahora y las vías de colaboración abiertas.
Después, durante el bloque central, intentamos desarrollar los retos que como LMC queremos afrontar. En particular entendemos que es importante dar a conocer los acuerdos tomados en nuestra última asamblea internacional que marcan el rumbo que procuramos seguir.
También nosotros, a la luz del análisis de la realidad y los principios que compartimos, procuramos dar una respuesta común a las necesidades de un mundo cada vez más globalizado:
“¡Un mundo, una humanidad, una respuesta común!”
Nuestra interrelación con los religiosos combonianos es muy grande ya que compartimos nuestras presencias en los lugares donde también ellos están presentes y colaboramos de una manera estrecha. Por otro lado, recibimos mucha ayuda y apoyo de su parte y en la medida que conozcan nuestra realidad, fortalezas y debilidades, esa colaboración podrá ser mejor para el bien de la misión.
Nosotros como LMC soñamos un estilo de colaboración como familia comboniana que quisimos subrayar. Propuestas concretas desde donde entendemos que es más sencillo avanzar.
Antes nosotros está el gran reto de la colaboración desde la complementariedad. En la línea de la Sinodalidad en la que el papa Francisco ha desafiado a la Iglesia, y donde nosotros estamos llamados a ser luz como familia comboniana. Para nosotros no es una novedad sino más bien una vuelta a nuestras raíces, a la intuición carismática de Comboni que nos concibió como familia. Comboni que entendió la responsabilidad de toda la Iglesia, la complementariedad y necesidad de todos sus miembros (sacerdotes, hermanos, religiosas, laicos y laicas misioneros y locales, catequistas, artesanos, familias, etc.) para la consecución de la misión. Hoy nuevamente nos sigue iluminando en este camino de colaboración/sinodalidad por el bien de un Mundo, de una Humanidad que necesita del esfuerzo de todos y todas para seguir creciendo, ocupándose de los más débiles y excluidos.
Os dejo con la conclusión del informe donde nos atrevemos a parafrasear a Comboni en este sueño común.
La Obra debe ser católica, no ya española, francesa, alemana o italiana….
Todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben ayudar a construir un mundo mejor, un mundo más justo donde cuidemos de manera especial a los más necesitados, a los excluidos y entre todos cuidemos a este planeta que es legado para las generaciones futuras.
Las iniciativas individuales, ya sean de los MCCJ, SMC, MSC o LMC sin duda han hecho y hacen mucho bien, pero no han conseguido acabar con tantas necesidades. Nuestro horizonte procura una colaboración que pueda partir de la Familia Comboniana pero que no puede terminar ahí, ni siquiera a nivel eclesial, sino que se debe abrir y promover con organizaciones civiles y de otras confesiones religiosas con las que compartir y alentar objetivos comunes. Hasta ahora vemos que continúa habiendo grandes injusticias y desigualdades en el mundo de hoy. Continúa habiendo gran necesidad y sed de Dios. El corazón humano anhela el encuentro con Dios como anhela una vida digna de hijos e hijas del Padre, hermanas y hermanos todos.
Por ello, nuestro Plan aspira a hacer presente el Reino de Dios en el mundo, un mundo más humano, más divino, alcanzando de manera especial hasta las comunidades más recónditas y olvidadas, los países más empobrecidos, castigados por la guerra, la pobreza material y espiritual de la precariedad y la miseria… donde la dignidad de la vida humana necesita defenderse.
Y para esto, me parece, se deben unir todas las obras ya existentes (eclesiales y civiles), todas las personas de buena voluntad que, con independencia de su estado civil o eclesial, su confesión religiosa, su cultura o ideología, procuran el bien para toda la humanidad, las cuales, teniendo desinteresadamente ante los ojos el noble fin, deberán dejar a un lado sus intereses particulares.
En eso creemos y debemos ser semilla que lo haga posible.
Alberto de la Portilla, coordinador del Comité Central LMC.
Comparto una triste noticia del norte de Mozambique, de la misión de Carapira, enviada por Regimar y Tito:
“Hola. Estamos bien. Pero la situación aquí es muy complicada. Un ciclón devastó Carapira el pasado viernes. El 90% de las casas destruidas, todos los campos desaparecidos. 10 muertos y 3 heridos graves. Eso es lo que sé. Seguro que hay más. No tenemos noticias de muchas comunidades.
Faltan alimentos y ropa. El hambre es ya una realidad.
Estamos buscando ayuda. El mundo no sabe lo que pasó aquí.
Incluso nuestra ropa la donamos.
No tenemos red de telefonía móvil ni electricidad. Ahora es cuando conseguimos señal.
Estoy intentando conseguir ayuda de Cáritas, a través de Helena. Hemos concertado una conversación.
El viernes albergamos a 46 familias, 150 personas, en el centro de Carapira. Hay otros en el centro catequético. No sé cuántos, porque la gente está llegando todo el tiempo. Hay familias con 30 personas alojadas sin comida”.
¡Pongámoslos en nuestras oraciones y veamos qué podemos hacer concretamente juntos!