LMC España

Laicos Misioneros Combonianos y ONGD AMANI


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Encuentro de Familia Comboniana en España

Un año más la Familia Comboniana de España nos hemos encontrado en Madrid. Vuelve a ser un momento privilegiado para todos. Con algunas incorporaciones nuevas y muchos que seguimos repitiendo.

Familia Comboniana

Me parece que es un lugar privilegiado para todos aquellos que entran en la provincia a comenzar su servicio misionero, una manera de entender como nos relacionamos como familia. Desgraciadamente este tipo de encuentros no es lo común en otros países, pero en España, lo que comenzamos para celebrar juntos el 150 aniversario del Plan de Comboni, se ha convertido en una tradición. Esperamos que esta iniciativa donde todos los religiosos, religiosas y laicos del país se unen cada año se haga extensiva a otros países. Es un bonito momento de reencuentro, de tomar el pulso a cómo vamos caminado en conjunto y de manera particular cada uno y cada una. Siempre he pensado que también es semilla de relación para todos aquellos que partirán a otros países de misión y se encontrarán con otros miembros de la familia comboniana, los vínculos que vamos creando en estos encuentros nos ayudan a crecer como familia.

Familia Comboniana

Como nos recordaba el p Pedro Andrés al inicio de su exposición, en nuestro primer encuentro fue central el redescubrir que Daniel Comboni nos soñó como familia y no como institutos separados. Nos concibió para que desde nuestra complementariedad pudiéramos servir a la misión de la mejor manera posible.

Este año el encuentro se ha centrado en compartir el camino que estamos haciendo a nivel mundial. Se ha aprovechado que se acaban de celebrar los capítulos generales para las religiosas y religiosos combonianos, y también este año se han celebrado las asambleas continentales de los LMC en América y África.

Comenzó el P Pedro Andrés contándonos como se concibió y desarrollo el capitulo de los MCCJ. Un capitulo que tuvo que atrasarse por causa del confinamiento de la pandemia.

Un capítulo bajo el lema “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Arraigados en Cristo junto a Comboni”. El P Pedro nos fue desgranando desde los preparativos hasta el desarrollo del mismo en clave de Familia Comboniana. Subrayando los aspectos a su parecer centrales en este sentido.

Familia Comboniana

A destacar la metodología utilizada por la búsqueda de las “semillas de vida” y los sueños que debemos perseguir.  Estamos acostumbrados a buscar los fallos y cómo mejorarlos (que también estuvieron presentes), pero él nos insistía en cómo habían querido abrirse al Espíritu Santo y entender, todos juntos, cuáles eran esas semillas del Espíritu y lo que les estaba pidiendo en este momento histórico). Sueños que han tenido que ver con la Espiritualidad, con la comunidad destacando el camino sinodal de discernimiento, el peso en las ruedas de conversación, dando tiempo a escuchar a todos y en todas las lenguas y desde todas las realidades… La importancia de la identidad y la vida comunitaria, o de la formación. El peso muy significativo de la ministerialidad y la nueva manera de entenderla, caminando con el pueblo y recualificando a las personas para estar al servicio de las nuevas necesidades, una ministerialidad de la que partir como Familia Comboniana. Y al final la importancia de la Ecología integral como eje transversal de las iniciativas a tomar.

Por último, nos comentó también los cambios propuestos en la regla de vida, donde reconocen de manera explícita la colaboración con los Laicos Misioneros Combonianos o recalcan la importancia de la comunidad apostólica como lugar de referencia común a la hora de organizar, realizar y evaluar la actividad misionera.

Todo ello nos dio para poder debatir durante por más de una hora, compartiendo, preguntando y agradeciendo al Espíritu por lo mucho soñado y lo bueno por venir.

La tarde del sábado la utilizamos para conocer de primera mano sobre el capítulo de las Hermanas misioneras combonianas. Su exposición comenzó con la canción “Dime como ser pan” y entorno a la misma y la importancia de ser levadura en la masa, nos estuvo desgranando el tiempo de ese capítulo.

El lema el capítulo fue: “Transformadas por nuestro carisma, discípulas misioneras hacia las periferias existenciales”. Como el capítulo partió de la realidad del mundo y las comunidades donde están presentes, como no puede ser de otra manera. Un mundo castigado por la pandemia, por guerras, por el cambio climático… y también un capítulo marcado por la disminución de miembros en el instituto y las previsiones de futuro. Todo ello les ha hecho repensar su presencia y las opciones por una misión significativa con una nueva organización interna.

Familia Comboniana

Con tres ejes centrales: Carisma, Gobierno en sinodalidad y reconfiguración. Que han vertebrado estas reflexiones.

Partiendo del carisma que da luz a toda la reflexión y al trabajo realizado. Carisma que es como la levadura en la masa, que la ayuda a fermentar y le permite subir. Una pequeña cantidad pero esencial y necesaria para el pan sea pan.

El carisma que se hace vida en el fuerte sentido de Dios que lleva a ser misión y no tanto a hacer misión. Encontrando un equilibro entre contemplación y acción tan necesario. Desde la comunidad como cenáculo de apóstoles que necesita renovarse constantemente, una comunidad intercultural e intergeneracional. Y cómo no desde la pasión por la misión, como la pasión de San Daniel Comboni que sigue animando y dando vida en la familia comboniana.

En segundo lugar, nos habló del gobierno en sinodalidad, con la importancia de la misión, de la formación y también del cuidado de las hermanas mayores y enfermas (que son muchas en el instituto). Un gobierno que pueda hacer frente a los desafíos que se plantean en los próximos 6 años.

Por último, también nos comentó sobre la reconfiguración. Entendiendo que el modelo hasta ahora mantenido ya no es viable. Con valentía proponen una nueva reorganización pasando de 19 circunscripciones a 6. Una agrupación de países que permita una mayor corresponsabilidad, reparto solidario de recursos y complementariedad en el servicio misionero.

Familia Comboniana

Peo como todo cambio también reconocen las resistencias que puede provocar y la incertidumbre que ocasiona. Pero sin duda confían en la intuición del Espíritu en el mismo. Un cambio que también necesitará de una formación a todas las hermanas que permita asumir este proceso y finalmente seguir saliendo a las periferias existenciales a las que se sienten llamadas, a los servicios con los pueblos indígenas, los migrantes, la trata de personas, etc.

Una bonita oración nos ayudó a cerrar la jornada en comunión.

Familia Comboniana

El domingo comenzamos la jornada rezando juntos para dar paso a la presentación de los LMC.

En un primer momento Isabel como coordinadora del equipo coordinador de España nos habló de la pasada asamblea, del cambio de equipo y de los desafíos que se tienen a nivel de España. Comprender cuántos somos y dónde estamos presentes. Entender las actividades que hacemos como grupo, pero también las presencias que cada uno tiene en los diferentes lugares donde estamos. Todo ello es central para tomar el pulso a nuestro ser LMC en España.

Familia Comboniana

Después tuve tiempo de compartir los encuentros celebrados este año a nivel continental en América (Lima-Perú) y África (Cotonou-Benín).

Lo importante creo que no fue traer sólo lo acordado en los encuentros sino sobre todo dar a conocer la riqueza y las debilidades de nuestros LMC en estos dos continentes.

En primer lugar, hubo tiempo para presentar brevemente la realidad de los diferentes países de américa y poder así contextualizar el encuentro celebrado en septiembre.

Sin duda alguna la pandemia, por la que se tuvo que postponer este encuentro, ha marcado mucho la vida de la gente, y cómo no la de nuestros grupos. La imposibilidad de reunirnos como grupo hizo que la actividad se ralentizase. Cada uno en su casa. Después tener que atender a las necesidades familiares y de la comunidad. Muchos de nuestros grupos han estado siendo organizadores de las comunidades y facilitadores de ayuda para las mismas, como la creación de ollas comunitarias que han permitido salir adelante a tantas gentes. Después poco a poco comenzamos a usar los medios online para comenzar a rezar juntos, a compartir, a reorganizarnos, formarnos y salir adelante.

Familia Comboniana

El lema del encuentro fue “Unidos para una iglesia sinodal al servicio de la misión”. El encuentro tuvo momentos privilegiados para compartir lo que cada grupo ha ido trabajando y viviendo en estos años, tuvimos momentos de formación conjunta donde analizar la realidad de América y la necesidad de la ministerialidad y el peso de los temas de JPIC en nuestras dinámicas.

También fue importante destacar los momentos de oración y celebración de la eucaristía juntos, sin los cuales no podríamos entender el mismo encuentro y la importancia de la presencia del Señor en el mismo. Cada día, y preparado por un país para ayudarnos a entrar en lo que íbamos compartiendo y analizarlo a la luz de la Palabra, pidiéndole al Señor por su inspiración y acompañamiento.

También hubo tiempo para compartir la cultura, gastronomía y fiesta propia de nuestros pueblos americanos.

Al final el documento resultante del encuentro es corto y fácil de leer. Pero lo realmente interesante es el impulso que cada grupo LMC de américa ha recibido, el reforzar que no somos grupos aislados, sino que pertenecemos a una familia LMC internacional y que entre todos y todas estamos llamados a llevar adelante la misión. Comprometiéndonos con esa labor común, procurando nuevas vocaciones, fortaleciendo nuestra formación e incluso apoyando económicamente a esta misión que llevamos a adelante entre todos.

Un momento privilegiado que seguimos dando continuidad con formaciones comunes para todos los LMC del continente como la realizado hace poco por el P. Rafael González Ponce con el título “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”.

Familia Comboniana

Después pudimos continuar conversando del encuentro africano. En cierto modo semejante al de América, con un contexto de post pandemia y de los mucho que esto ha afectado en los diferentes países y a nuestros grupos en particular.

También un tiempo privilegiado donde reflexionar del camino que vamos realizando.

Los dos encuentros continentales han sido especialmente importantes para los nuevos grupos que participaron por primera vez en este tipo de encuentros, como en el caso de Chad o Kenia. Son grupos que llevan tiempo trabajando a nivel del país pero que el encuentro con LMC de otros países les ayuda a crecer en su vocación LMC, nos ayuda a todos, a descubrir la riqueza de la misma, la corresponsabilidad en la misión y la importancia de la aportación de cada uno desde su realidad.

El encuentro africano también destacó por la particularidad del continente, por la evaluación de nuestras presencias misioneras internacionales o la realidad de una iglesia africana que todavía tiene mucho camino por recorrer para estar plenamente inculturada y la necesidad que nosotros como laicos comprometidos e identificados con nuestra fe ayudemos en este proceso, en la reflexión y práctica.

Creo que traer el día a día de nuestra gente en América y África (algunos también españoles, como no) nos ayudó a conocer mejor nuestra vocación y la expresión de la misma en el día a día.

Familia Comboniana

Para finalizar el encuentro tuvimos unas palabras de los responsables de las tres ramas participantes, animándonos a seguir en este empeño de familia.

Finalmente, todos juntos, subimos a celebrar la eucaristía como familia. En la misma tuvimos un momento especial para el p Pedro Andrés que después de estos años como provincial en España parte para Perú. Con este momento de agradecimiento y envío como familia terminó este bonito fin de semana que nos devuelve a cada uno a su rincón de España con mucha energía y convicción misionera, confirmados en el carisma que hemos recibido y la alegría de compartirlo con los demás miembros de la familia.

Familia Comboniana

Un cordial saludos para todos, Alberto de la Portilla (coordinador del Comité Central LMC y miembro LMC español).


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Fiesta de San Daniel Comboni: Repensar juntos la misión comboniana

El 10 de octubre la familia comboniana (laicado, religiosas y religiosos), junto a la Iglesia universal, celebramos la fiesta de San Daniel, en el día que entregó finalmente su vida en su amada África en 1881. Este veronés es una figura enorme en la vida de la Iglesia y de África. Una y otra vez volvemos a releer su historia para reconocer lo que hoy nos está inspirando, desde los lemas que intentan condensar esta espiritualidad: «Salvar África con África», «África o muerte», «Hacer causa común con el pueblo»…

Estas semanas hay múltiples citas que muestran la vitalidad de la familia comboniana. Hemos concluido el encuentro continental Americano LMC en Perú (al que pertenece la imagen de este artículo), y en breve iniciará el encuentro continental Africano. El Capítulo de los MCCJ (Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús) se ha celebrado en verano, mientras que las hermanas se encuentran en pleno Capítulo General en el año de su 150 aniversario.

Nuestras hermanas vienen profundizando en la mística del encuentro, en su vocación a ser puente en la diversidad. En una reciente reflexión1, la hermana Prado apunta que: «La regeneración de la que Comboni hablaba tiene que asumir nuevos rostros y nuevo vocabulario. Esa regeneración tiene que ver con dar importancia a la persona, y ser conscientes de que quizás debamos aprender otro estilo de relaciones. Aprender aquellas que tienen que ver con la ternura, con la humildad, la disponibilidad, con la empatía, con sabernos débiles y necesitadas». El carisma es una llamada viva, que se va expresando y renovando en cada contexto y momento histórico.

La General comboniana, Luigia Coccia, afirma en la misma publicación: «Los laicos siempre han estado a nuestro lado desde nuestros inicios. En la visión misionera de Comboni su papel era claro y se consideraba insustituible. Luego, con el tiempo, desgraciadamente, perdimos un poco esta conciencia, tal vez porque aumentamos rápidamente en número y esto nos hizo creer que podíamos hacerlo todo nosotras mismas, porque teníamos suficientes miembros para realizar trabajos importantes. Pero durante años no nos dimos cuenta de que los laicos no son una fuerza de trabajo sino la posibilidad de desarrollar una visión diferente de la misión; su presencia crea una nueva forma de pensar y vivir la misión comboniana. Con ellos hay que repensar la misión comboniana: pensar en nuevas metodologías misioneras, partiendo precisamente de la colaboración con los laicos. Hoy ya no tiene sentido
iniciar nuevos proyectos misioneros en solitario como Hermanas Combonianas, sino que es el momento de volver a empezar juntos.»

Así pues, los laicos combonianos estamos invitados a repensar juntos, como familia, la misión comboniana.

1 Suplemento de Vida Nueva, octubre 2022


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Misión de denuncia y anuncio

El misionero comboniano P. Dario Bossi participará el próximo lunes 3 de octubre en el V Seminario de Ecología Integral que convoca la Conferencia Episcopal Española con el título Retos para el cuidado de la Casa Común: sostenibilidad, crisis energética y extractivismo.

Se trata sin duda de cuestiones de enorme relevancia y actualidad, a las que la Iglesia quiere dar una palabra desde la escucha de la ciencia, la sociedad civil y las comunidades del sur. Precisamente, el misionero traerá la voz de la Red Iglesias y Minería, que acompaña las luchas de las comunidades latinoamericanas afectadas por megaproyectos mineros, que traen más dolor que progreso. Una de estas comunidades es la de Piquiá (Brasil), en la que P. Dario vivió y en la que actualmente viven 3 laicos misioneros combonianos, de España, Portugal y Brasil. En la sesión previa del Seminario, el 26 de septiembre, podremos conocer el trabajo de la Red Muqui, de Perú, que es parte también de la citada Iglesias y Minería.

Este Seminario se enmarca en el Tiempo de la Creación (1 sep- 4 oct), en el que la Iglesia está invitada a orar, celebrar y actuar por el Cuidado de la Creación. Las comunidades de fe de Europa debemos estar formadas para tener una opinión ante situaciones que no podemos dejar simplemente en manos de los líderes políticos. Nuestro estilo de vida está vinculado a las consecuencias que ocasiona en otras comunidades. Y, como señalaba el profesor Lluch en la sesión inaugural del Seminario, cuando un cristiano enfoca estas cuestiones desde la fe, esta se hace cuerpo.

El seminario puede seguirse on line o presencialmente en Madrid. Toda la información se encuentra en este enlace.


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Los LMC en el Capítulo General de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús

[Comité Internacional LMC]

Durante el mes de junio los MCCJ celebran su Capítulo General en Roma. El pasado 16 de junio, llegó el momento de la intervención de la Familia Comboniana en el XIX Capítulo General de los MCCJ.

Como el capítulo se desarrolla con fuertes medidas de prevención por causa de la pandemia, esta vez la intervención de los LMC se realizó de manera online.

Para todos nosotros como familia comboniana el capítulo de los MCCJ supone un momento muy importante. Un tiempo de reflexión y escucha de la realidad, un tiempo de discernimiento y de intuición misionera que a todos ilumina.

Nuestra intervención está ubicada en los informes que ayudan a ver la realidad y en particular a ver el camino recorrido como LMC a lo largo de los últimos años.

En un primer momento la idea fue centrar la intervención como parte de la familia comboniana, entender nuestro camino como parte del caminar que hacemos como familia al servicio de la misión y de manera particular recordar cómo queremos caminar en común, qué recorrido hemos realizado hasta ahora y las vías de colaboración abiertas.

Después, durante el bloque central, intentamos desarrollar los retos que como LMC queremos afrontar. En particular entendemos que es importante dar a conocer los acuerdos tomados en nuestra última asamblea internacional que marcan el rumbo que procuramos seguir.

También nosotros, a la luz del análisis de la realidad y los principios que compartimos, procuramos dar una respuesta común a las necesidades de un mundo cada vez más globalizado:

“¡Un mundo, una humanidad, una respuesta común!”

Nuestra interrelación con los religiosos combonianos es muy grande ya que compartimos nuestras presencias en los lugares donde también ellos están presentes y colaboramos de una manera estrecha. Por otro lado, recibimos mucha ayuda y apoyo de su parte y en la medida que conozcan nuestra realidad, fortalezas y debilidades, esa colaboración podrá ser mejor para el bien de la misión.

Nosotros como LMC soñamos un estilo de colaboración como familia comboniana que quisimos subrayar. Propuestas concretas desde donde entendemos que es más sencillo avanzar.

Antes nosotros está el gran reto de la colaboración desde la complementariedad. En la línea de la Sinodalidad en la que el papa Francisco ha desafiado a la Iglesia, y donde nosotros estamos llamados a ser luz como familia comboniana. Para nosotros no es una novedad sino más bien una vuelta a nuestras raíces, a la intuición carismática de Comboni que nos concibió como familia. Comboni que entendió la responsabilidad de toda la Iglesia, la complementariedad y necesidad de todos sus miembros (sacerdotes, hermanos, religiosas, laicos y laicas misioneros y locales, catequistas, artesanos, familias, etc.) para la consecución de la misión. Hoy nuevamente nos sigue iluminando en este camino de colaboración/sinodalidad por el bien de un Mundo, de una Humanidad que necesita del esfuerzo de todos y todas para seguir creciendo, ocupándose de los más débiles y excluidos.

Os dejo con la conclusión del informe donde nos atrevemos a parafrasear a Comboni en este sueño común.

La Obra debe ser católica, no ya española, francesa, alemana o italiana….

Todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben ayudar a construir un mundo mejor, un mundo más justo donde cuidemos de manera especial a los más necesitados, a los excluidos y entre todos cuidemos a este planeta que es legado para las generaciones futuras.

Las iniciativas individuales, ya sean de los MCCJ, SMC, MSC o LMC sin duda han hecho y hacen mucho bien, pero no han conseguido acabar con tantas necesidades. Nuestro horizonte procura una colaboración que pueda partir de la Familia Comboniana pero que no puede terminar ahí, ni siquiera a nivel eclesial, sino que se debe abrir y promover con organizaciones civiles y de otras confesiones religiosas con las que compartir y alentar objetivos comunes. Hasta ahora vemos que continúa habiendo grandes injusticias y desigualdades en el mundo de hoy. Continúa habiendo gran necesidad y sed de Dios. El corazón humano anhela el encuentro con Dios como anhela una vida digna de hijos e hijas del Padre, hermanas y hermanos todos.

Por ello, nuestro Plan aspira a hacer presente el Reino de Dios en el mundo, un mundo más humano, más divino, alcanzando de manera especial hasta las comunidades más recónditas y olvidadas, los países más empobrecidos, castigados por la guerra, la pobreza material y espiritual de la precariedad y la miseria… donde la dignidad de la vida humana necesita defenderse.

Y para esto, me parece, se deben unir todas las obras ya existentes (eclesiales y civiles), todas las personas de buena voluntad que, con independencia de su estado civil o eclesial, su confesión religiosa, su cultura o ideología, procuran el bien para toda la humanidad, las cuales, teniendo desinteresadamente ante los ojos el noble fin, deberán dejar a un lado sus intereses particulares.

En eso creemos y debemos ser semilla que lo haga posible.

Alberto de la Portilla, coordinador del Comité Central LMC.