Como Jesús, en los caminos de Villa Ecológica

Llevamos un mes realizando talleres sobre prevención de la violencia con las mujeres que trabajan en el programa “Construye Perú”. El estado contrata por un mes a personas de bajos recursos, mujeres y jubilados, para limpiar y reparar las calles. Cincuenta personas en total.

Marta fue quien me dio la idea. El contacto con la administración es el señor Víctor, un abuelito muy trabajador, dirigente zonal con el que me llevo muy bien. Vi que era otra oportunidad de jalar a la gente. Convocar a charlas es difícil, y con este programa ya las tienes convocadas. Pedimos permiso para dirigirnos a ellas un día por semana, media horita, al empezar su jornada de trabajo o en el rato del descanso de media mañana.

Los medios con que contamos: el rotafolio del Ministerio de la Mujer sobre violencia familiar. Es una especie de libro de tela, tamaño grande, con 12 “hojas” que van exponiendo de modo sencillo y accesible aspectos de este problema. Es una forma muy efectiva de llegar a las personas en estos lugares. Los jueves me voy a las 8 de la mañana al grupo que trabaja en Villa Ecológica, y a las 10, al de Villa Confraternidad.

Las charlas transcurren en mitad de las calles de tierra. A veces hay “ventarrón” y buscamos alguna casa abandonada para resguardarnos. Otros días, buscamos el sol o la sombra según convenga. Allá donde está el pueblo, debemos ir a buscarle. Lo buscamos para capacitarles y para animar lideresas que puedan jalar a más vecinas. Es muy emocionante. “Como Jesús en los caminos” dice Carmen. La gente que pasa por la calle se da cuenta de que algo se mueve. Algunos se acercan y escuchan un rato.

dscn7057Otro día me las encuentro en la cancha cuando bajo a patear pelota con Angelito. Están entrenando vóley para jugar contra las del otro sector. Me animo a dar unos toques y me tuerzo el dedo meñique. Después del vóley se me acerca una joven y me empieza a contar su drama. Una hija de 8 años en Lima y otro de 5 acá, de su ex pareja, más uno de 2 con su actual conviviente, que parece que está con otra. Quedo en visitarla una tarde.

Una semana después de la visita la joven viene en la tarde a casa con una de las líderes porque ha tenido una fuerte pelea con su conviviente. Me cambio y vamos a la comisaría a denunciar. Tras hablar con el oficial ella se retracta y prefiere esperar a la conversación familiar que tendrán en la noche, a la que nos invita. Yo prefiero que vaya Isabel, que tiene más recursos diplomáticos. Camino de la comisaría, la joven me pregunta si entiendo quechua. Porque la familia de él se comunica en su lengua materna. En la noche, Isabel necesita la traducción simultánea de uno de los cuñados para seguir el diálogo. Participa en uno de los recursos tradicionales de resolver estos conflictos: la familia extensa, con sus códigos y costumbres de respeto. Acuerdan al final darse un tiempo y volver a evaluar en una semana.

En un lote de 100 metros viven 5 familias, cada una en su cuartito de piedra y uralita. Diez metros cuadrados que es toda la casa para cada pareja con sus niños. ¿Cómo se resuelven conflictos en ese contexto, cuando el esposo albañil llega cansado en la noche, a veces tomado, con los niños reclamando siempre atención en ese mínimo espacio, muchas veces con tos por este clima?

Otra joven me pregunta una mañana: “¿Puede cambiar mi esposo? Porque mucho reniega por la plata.”

Salimos a los caminos para invitar al pueblo a otra forma de resolver los conflictos, para que se conozcan mejor a sí mismas, para que puedan trabajar mejor sus sentimientos. Otra me cuenta de los gritos que escucha en la casa de atrás, porque la joven Rosa mucho le pega a su hijito. Nos atrevemos a raspar esta realidad sabiendo que no podremos resolver nada, salvo agitar el árbol para que vayan cayendo los frutos maduros. Les toca a las lideresas avanzar y hacerse cargo de esta realidad.

dsc01778Otro día me invitan a arbitrar uno de los partidos de vóley entre las trabajadoras de uno y otro sector. Yo no sé las reglas muy bien, pero no voy a perder la oportunidad de hacerme próximo a ellas. Al comienzo me invitan a su almuerzo, muy rico, a su gaseosita que me va mal a mi gastritis, pero ellas insisten en que si la tomo con fe, me hará bien. Al final, Marta me dice que la otra vez terminaron insultándose por motivo del juego, debe ser por eso que me invitaron para evitar conflictos.

Hablando con Flor, una gran jugadora, me entero de que hay un equipo que compite en el torneo distrital formado por mujeres de Villa. Rápido se me ocurre que habría que patrocinarlas para valorizar públicamente su esfuerzo y tratar de que sean además referencia para otras jóvenes de la zona. Hay muchas perlas escondidas en la arena de Villa. Debemos encontrarlas y engarzarlas para que brillen aún más y alumbren a las otras.

Lo pasamos muy bien, tienen mucha afición y es hermoso verlas disfrutar como niñas, dejando por un rato todos los problemas de sus vidas. Ellas son capaces todavía de reír y ser felices. Es muy lindo acompañarlas también en los días buenos…..

 Gonzalo Violero. LMC


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