Comboni nos recuerda la esencia de la verdadera misión: una entrega total y sin reservas. Cada misión, cada tarea que emprendemos, está llena de momentos de alegría y de tristeza, de vida y de muerte, de abrazos y de despedidas. Es un viaje que requiere valentía y un corazón abierto para enfrentar todo lo que venga.
Como LMC debemos estar dispuestos a enfrentar cada desafío de la vida con la misma disposición que Comboni: aceptar con gratitud los momentos de júbilo, abrazar con fortaleza los tiempos de tristeza, vivir cada día con plenitud y estar preparados para las despedidas que la vida nos imponga.

