Comboni encontró en la cruz una compañera constante a lo largo de su vida, convencido de que las obras de Dios nacen y crecen al pie de la cruz, el árbol de la vida.
La dedicación a los más pobres y abandonados siempre tiene consecuencias, la entrega en situaciones de miseria, las denuncias de injusticias, el compromiso por los perseguidos tiene, como las tuvo para Jesús.
El compromiso de Comboni con la cruz nos invita a acercarnos a ella con el mismo amor y fidelidad. Como él, podemos aprender a verla no solo en los momentos de dificultad, sino también como un signo de esperanza y redención. La cruz es la que nos enseña a amar sin límites, a servir con humildad y a caminar con fe firme hacia el futuro.

