Como miembros de la familia comboniana, los LMC nos unimos al mensaje del Consejo General de los Misioneros Combonianos, en el que expresamos con profundo pesar nuestra condolencia por la tragedia que sigue afligiendo al pueblo palestino, especialmente en la Franja de Gaza.
Cada vida perdida, cada niño herido, cada familia destruida representa una herida abierta para toda la humanidad. Denunciamos firmemente toda forma de violencia contra la población civil, dondequiera que ocurra.
Ninguna justificación puede anular el derecho a la vida, la dignidad y la paz. Nos unimos al grito silencioso de quienes lo han perdido todo, pero aún esperan justicia. La solidaridad no es solo un gesto: es un compromiso concreto con un futuro diferente.
Exigimos un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes y el pleno acceso a la ayuda humanitaria. Cada día sin paz es un fracaso para toda la comunidad internacional y una afrenta a nuestra humanidad compartida. Como hijos de Dios y hermanos de todos, no podemos permanecer indiferentes ante tanto dolor.
Gaza merece la vida, no la destrucción; anhela la paz, no la guerra.
El Consejo General MCCJ

