Si bien este año la infancia misionera se debería haber celebrado el 15 de enero, en Sevilla no fue posible y se retrasó hasta este pasado sábado 18 de marzo.
Bajo el lema “Uno para todos y todos para Él” se reunieron más de 150 niños y niñas en el colegio Claret.
Esta es una actividad muy cuidada por la delegación de misiones que cada año la prepara con cariño.
Venimos de unos años de pandemia donde no se pudieron realizar de manera presencial pero poco a poco se quieren retomar todo este tipo de actividades y convivencias.
Tuvimos una mañana muy entretenida. Comenzamos con la acogida de los diferentes grupos, provenientes de colegios y parroquias, así como algunas familias que también se acercaron. A cada participante se le dio una chapa de colores que después ayudaron a conformar los grupos donde se integrarían y participarían en los juegos.
La jornada comenzó con un momento de oración, presidida por el delegado de misiones, que incluyó testimonios misioneros y la participación de un grupo folclórico de Nicaragua. Un momento muy importante donde entender el porqué del encuentro, poder conocer la realidad de otros países del mundo y conseguir un tono misionero para toda la mañana.
Después de un rato para desayunar nos dividimos en los diferentes grupos. Cada grupo de niñas y niños se unió a sus monitoras para ir recorriendo los diferentes juegos preparados. En cada juego se le sellaba el pasaporte misionero que les permitía viajar por esto juegos populares que les iban acercando a diferentes personajes misioneros, a conocer más a Jesús a través de pasapalabras misionero, el balón misionero, un rosario con globos o hasta un tik-tok donde cada grupo debía preparar un baile con la canción Alma Misionera.
Lo mejor es que, además de aprender de una manera divertida, todos pudimos hacer nuevos amigos de otros lugares y lo pasamos muy bien. Tras almorzar tuvimos un rato de animación, una rifa con algunas cosillas donadas por los equipos de fútbol de la ciudad y pudimos terminar con un rato de oración. Una oración misionera donde Maricarmen nos presentó la figura de San Daniel Comboni y como en su afán misionero se entregó a los africanos y luchó contra la esclavitud.
Todos terminamos muy contentos por el rato compartido y con ganas de poder celebrar el próximo año una nueva jornada (esta vez sí en enero) y con muchos más participantes.
Un año más la Familia Comboniana de España nos hemos encontrado en Madrid. Vuelve a ser un momento privilegiado para todos. Con algunas incorporaciones nuevas y muchos que seguimos repitiendo.
Me parece que es un lugar privilegiado para todos aquellos que entran en la provincia a comenzar su servicio misionero, una manera de entender como nos relacionamos como familia. Desgraciadamente este tipo de encuentros no es lo común en otros países, pero en España, lo que comenzamos para celebrar juntos el 150 aniversario del Plan de Comboni, se ha convertido en una tradición. Esperamos que esta iniciativa donde todos los religiosos, religiosas y laicos del país se unen cada año se haga extensiva a otros países. Es un bonito momento de reencuentro, de tomar el pulso a cómo vamos caminado en conjunto y de manera particular cada uno y cada una. Siempre he pensado que también es semilla de relación para todos aquellos que partirán a otros países de misión y se encontrarán con otros miembros de la familia comboniana, los vínculos que vamos creando en estos encuentros nos ayudan a crecer como familia.
Como nos recordaba el p Pedro Andrés al inicio de su exposición, en nuestro primer encuentro fue central el redescubrir que Daniel Comboni nos soñó como familia y no como institutos separados. Nos concibió para que desde nuestra complementariedad pudiéramos servir a la misión de la mejor manera posible.
Este año el encuentro se ha centrado en compartir el camino que estamos haciendo a nivel mundial. Se ha aprovechado que se acaban de celebrar los capítulos generales para las religiosas y religiosos combonianos, y también este año se han celebrado las asambleas continentales de los LMC en América y África.
Comenzó el P Pedro Andrés contándonos como se concibió y desarrollo el capitulo de los MCCJ. Un capitulo que tuvo que atrasarse por causa del confinamiento de la pandemia.
Un capítulo bajo el lema “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Arraigados en Cristo junto a Comboni”. El P Pedro nos fue desgranando desde los preparativos hasta el desarrollo del mismo en clave de Familia Comboniana. Subrayando los aspectos a su parecer centrales en este sentido.
A destacar la metodología utilizada por la búsqueda de las “semillas de vida” y los sueños que debemos perseguir. Estamos acostumbrados a buscar los fallos y cómo mejorarlos (que también estuvieron presentes), pero él nos insistía en cómo habían querido abrirse al Espíritu Santo y entender, todos juntos, cuáles eran esas semillas del Espíritu y lo que les estaba pidiendo en este momento histórico). Sueños que han tenido que ver con la Espiritualidad, con la comunidad destacando el camino sinodal de discernimiento, el peso en las ruedas de conversación, dando tiempo a escuchar a todos y en todas las lenguas y desde todas las realidades… La importancia de la identidad y la vida comunitaria, o de la formación. El peso muy significativo de la ministerialidad y la nueva manera de entenderla, caminando con el pueblo y recualificando a las personas para estar al servicio de las nuevas necesidades, una ministerialidad de la que partir como Familia Comboniana. Y al final la importancia de la Ecología integral como eje transversal de las iniciativas a tomar.
Por último, nos comentó también los cambios propuestos en la regla de vida, donde reconocen de manera explícita la colaboración con los Laicos Misioneros Combonianos o recalcan la importancia de la comunidad apostólica como lugar de referencia común a la hora de organizar, realizar y evaluar la actividad misionera.
Todo ello nos dio para poder debatir durante por más de una hora, compartiendo, preguntando y agradeciendo al Espíritu por lo mucho soñado y lo bueno por venir.
La tarde del sábado la utilizamos para conocer de primera mano sobre el capítulo de las Hermanas misioneras combonianas. Su exposición comenzó con la canción “Dime como ser pan” y entorno a la misma y la importancia de ser levadura en la masa, nos estuvo desgranando el tiempo de ese capítulo.
El lema el capítulo fue: “Transformadas por nuestro carisma, discípulas misioneras hacia las periferias existenciales”. Como el capítulo partió de la realidad del mundo y las comunidades donde están presentes, como no puede ser de otra manera. Un mundo castigado por la pandemia, por guerras, por el cambio climático… y también un capítulo marcado por la disminución de miembros en el instituto y las previsiones de futuro. Todo ello les ha hecho repensar su presencia y las opciones por una misión significativa con una nueva organización interna.
Con tres ejes centrales: Carisma, Gobierno en sinodalidad y reconfiguración. Que han vertebrado estas reflexiones.
Partiendo del carisma que da luz a toda la reflexión y al trabajo realizado. Carisma que es como la levadura en la masa, que la ayuda a fermentar y le permite subir. Una pequeña cantidad pero esencial y necesaria para el pan sea pan.
El carisma que se hace vida en el fuerte sentido de Dios que lleva a ser misión y no tanto a hacer misión. Encontrando un equilibro entre contemplación y acción tan necesario. Desde la comunidad como cenáculo de apóstoles que necesita renovarse constantemente, una comunidad intercultural e intergeneracional. Y cómo no desde la pasión por la misión, como la pasión de San Daniel Comboni que sigue animando y dando vida en la familia comboniana.
En segundo lugar, nos habló del gobierno en sinodalidad, con la importancia de la misión, de la formación y también del cuidado de las hermanas mayores y enfermas (que son muchas en el instituto). Un gobierno que pueda hacer frente a los desafíos que se plantean en los próximos 6 años.
Por último, también nos comentó sobre la reconfiguración. Entendiendo que el modelo hasta ahora mantenido ya no es viable. Con valentía proponen una nueva reorganización pasando de 19 circunscripciones a 6. Una agrupación de países que permita una mayor corresponsabilidad, reparto solidario de recursos y complementariedad en el servicio misionero.
Peo como todo cambio también reconocen las resistencias que puede provocar y la incertidumbre que ocasiona. Pero sin duda confían en la intuición del Espíritu en el mismo. Un cambio que también necesitará de una formación a todas las hermanas que permita asumir este proceso y finalmente seguir saliendo a las periferias existenciales a las que se sienten llamadas, a los servicios con los pueblos indígenas, los migrantes, la trata de personas, etc.
Una bonita oración nos ayudó a cerrar la jornada en comunión.
El domingo comenzamos la jornada rezando juntos para dar paso a la presentación de los LMC.
En un primer momento Isabel como coordinadora del equipo coordinador de España nos habló de la pasada asamblea, del cambio de equipo y de los desafíos que se tienen a nivel de España. Comprender cuántos somos y dónde estamos presentes. Entender las actividades que hacemos como grupo, pero también las presencias que cada uno tiene en los diferentes lugares donde estamos. Todo ello es central para tomar el pulso a nuestro ser LMC en España.
Después tuve tiempo de compartir los encuentros celebrados este año a nivel continental en América (Lima-Perú) y África (Cotonou-Benín).
Lo importante creo que no fue traer sólo lo acordado en los encuentros sino sobre todo dar a conocer la riqueza y las debilidades de nuestros LMC en estos dos continentes.
En primer lugar, hubo tiempo para presentar brevemente la realidad de los diferentes países de américa y poder así contextualizar el encuentro celebrado en septiembre.
Sin duda alguna la pandemia, por la que se tuvo que postponer este encuentro, ha marcado mucho la vida de la gente, y cómo no la de nuestros grupos. La imposibilidad de reunirnos como grupo hizo que la actividad se ralentizase. Cada uno en su casa. Después tener que atender a las necesidades familiares y de la comunidad. Muchos de nuestros grupos han estado siendo organizadores de las comunidades y facilitadores de ayuda para las mismas, como la creación de ollas comunitarias que han permitido salir adelante a tantas gentes. Después poco a poco comenzamos a usar los medios online para comenzar a rezar juntos, a compartir, a reorganizarnos, formarnos y salir adelante.
El lema del encuentro fue “Unidos para una iglesia sinodal al servicio de la misión”. El encuentro tuvo momentos privilegiados para compartir lo que cada grupo ha ido trabajando y viviendo en estos años, tuvimos momentos de formación conjunta donde analizar la realidad de América y la necesidad de la ministerialidad y el peso de los temas de JPIC en nuestras dinámicas.
También fue importante destacar los momentos de oración y celebración de la eucaristía juntos, sin los cuales no podríamos entender el mismo encuentro y la importancia de la presencia del Señor en el mismo. Cada día, y preparado por un país para ayudarnos a entrar en lo que íbamos compartiendo y analizarlo a la luz de la Palabra, pidiéndole al Señor por su inspiración y acompañamiento.
También hubo tiempo para compartir la cultura, gastronomía y fiesta propia de nuestros pueblos americanos.
Al final el documento resultante del encuentro es corto y fácil de leer. Pero lo realmente interesante es el impulso que cada grupo LMC de américa ha recibido, el reforzar que no somos grupos aislados, sino que pertenecemos a una familia LMC internacional y que entre todos y todas estamos llamados a llevar adelante la misión. Comprometiéndonos con esa labor común, procurando nuevas vocaciones, fortaleciendo nuestra formación e incluso apoyando económicamente a esta misión que llevamos a adelante entre todos.
Un momento privilegiado que seguimos dando continuidad con formaciones comunes para todos los LMC del continente como la realizado hace poco por el P. Rafael González Ponce con el título “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”.
Después pudimos continuar conversando del encuentro africano. En cierto modo semejante al de América, con un contexto de post pandemia y de los mucho que esto ha afectado en los diferentes países y a nuestros grupos en particular.
También un tiempo privilegiado donde reflexionar del camino que vamos realizando.
Los dos encuentros continentales han sido especialmente importantes para los nuevos grupos que participaron por primera vez en este tipo de encuentros, como en el caso de Chad o Kenia. Son grupos que llevan tiempo trabajando a nivel del país pero que el encuentro con LMC de otros países les ayuda a crecer en su vocación LMC, nos ayuda a todos, a descubrir la riqueza de la misma, la corresponsabilidad en la misión y la importancia de la aportación de cada uno desde su realidad.
El encuentro africano también destacó por la particularidad del continente, por la evaluación de nuestras presencias misioneras internacionales o la realidad de una iglesia africana que todavía tiene mucho camino por recorrer para estar plenamente inculturada y la necesidad que nosotros como laicos comprometidos e identificados con nuestra fe ayudemos en este proceso, en la reflexión y práctica.
Creo que traer el día a día de nuestra gente en América y África (algunos también españoles, como no) nos ayudó a conocer mejor nuestra vocación y la expresión de la misma en el día a día.
Para finalizar el encuentro tuvimos unas palabras de los responsables de las tres ramas participantes, animándonos a seguir en este empeño de familia.
Finalmente, todos juntos, subimos a celebrar la eucaristía como familia. En la misma tuvimos un momento especial para el p Pedro Andrés que después de estos años como provincial en España parte para Perú. Con este momento de agradecimiento y envío como familia terminó este bonito fin de semana que nos devuelve a cada uno a su rincón de España con mucha energía y convicción misionera, confirmados en el carisma que hemos recibido y la alegría de compartirlo con los demás miembros de la familia.
Un cordial saludos para todos, Alberto de la Portilla (coordinador del Comité Central LMC y miembro LMC español).
El pasado fin de semana nos encontramos los LMC del sur de España en Granada.
Como aspectos relevantes comentar que la animación misionera de la parroquia de san Gregorio fue bien. Durante el viernes se participó en los grupos de catequesis y se les animó a trabajar la animación misionera en la parroquia. Se seguirá durante estas próximas semanas esta dinámica, es decir, visitar los grupos de la parroquia (sobre todo las catequesis donde también participan los padres que quieren) y ahí proponer. Ya existen algunas personas interesadas.
La idea es que estas personas interesadas puedan formar un grupo dinamizador y nosotros apoyarles con formación y demás una vez al mes, pero que ellos y ellas puedas animar la parroquia, crear algún grupo donde lo normal es que se reúnan entre semana.
El tiempo de formación para candidatos lo utilizamos para hablar de “El sueño de Comboni”. La verdad es que estuvo muy bien. En 20123 celebramos que hace 20 años que Comboni fue canonizado. Pudimos compartir algunos de los aspectos más significativos de su carisma e intuición profética que, a día de hoy, siguen siendo desafiadores para nosotros, para toda la Iglesia y la sociedad de nuestro tiempo.
Durante la tarde del sábado pudimos contar con el testimonio con Liliana y Flávio, LMC que se encuentran en el nordeste brasileño junto a nuestro compañero Xoancar. Nos hablaron de su trabajo de defensa de los derechos de la comunidad frente a la minería extractivista, de la casa familiar rural que da formación y desarrollo a los jóvenes agricultores de la zona y sus comunidades. También del nuevo proyecto Ciranda de agroecología y el trabajo pastoral en las comunidades, con el grupo de espiritualidad comboniana y demás. Después pudimos compartir sobre algunos asuntos de la misión. Una bonita oportunidad para conocer en profundidad la misión que desarrollamos allá.
Concluimos el día con la eucaristía presidida por el P Victor.
La mañana siguiente la dedicamos al tema de formación con el libro de Pagola “Volver a Jesús”. La dinámica preparada por David nos ayudó a entrar y tener un interesante diálogo sobre modelos de Iglesia, evangelización y Jesús en medio de todo esto.
Creo que agradecemos todos las dinámicas que se van preparando y nos permiten participar a todos y aprovechar lo trabajado durante el mes. Para el próximo encuentro seguiremos trabajando dos capítulos más del libro.
Terminamos el encuentro con la exposición de Alberto de su visita a la provincia de Ghana-Togo-Benín y sobre todo de la asamblea continental africana y los aspectos trabajados. Conocer lo vivido esperemos nos ayude a seguir con gusto el trabajo de nuestros grupos LMC en los diferentes países. Animamos a leer los documentos conclusivos tanto de la asamblea africana como americana si aún no lo habéis leído.
Nuestro próximo encuentro será el 18-19 de febrero.
Un año más hemos terminado la campaña de Animación Misionera con motivo del Domund.
El mes misionero es siempre una oportunidad para abrir una ventana al mundo. Y en particular una ventana diferente. Cuando en los medios de comunicación se centran en lo que pasa en las grandes potencias, el Domund nos permite centrarnos en la vida de la gente sencilla con la que compartimos nuestra vida como misioneros.
Es necesario entender el mundo con macro cifras peor sobre todo es necesario entender el mundo con las consecuencias de esas macro cifras y las consecuencias de nuestras opciones vitales.
Todo tenemos algo que decir frente a lo que pasa en nuestro mundo, en nuestro planeta tierra.
Cada uno de nosotros y nosotras tenemos una vocación. Somos llamados a poner nuestro granito de arena en la construcción de este mundo. Podemos dejarnos llevar por las modas o las grandes corrientes o escoger y tomar opciones en nuestra vida, en nuestra manera de consumir, de estar presentes para que este mundo sea diferente.
El Domund es una oportunidad para tener presentes a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo, conocer sus vidas, sus sueños, sus inquietudes. Solo podemos amar lo que conocemos, por eso siempre animamos a rezar por estas realidades que presentamos. Si tenemos presente en nuestra oración la vida de nuestros hermanos seremos sensibles a ellas y estarán presentes a la hora de tomar nuestras decisiones.
En este año, durante la campaña, además de la presencia en algunas misas de algunas parroquias he podido participar en el instituto de secundaria de Guillena, un pueblo de la provincia de Sevilla.
Es una realidad que a los jóvenes les resulta lejana, pero nada más lejos. Poder compartir un rato con ellos te permite dar a conocer otras realidades y espero que también ayude a sensibilizar que ellos y ellas tienen una palabra que decir.
Todos y cada uno tenemos algo que decir, nosotros cristianos tenemos una responsabilidad por nuestra casa común y por todos los seres humanos que habitamos este planeta.
Os queremos compartir este testimonio que nos ha enviado nuestro querido compañero David en este día de África :
Querida familia de AMANI. En el día de África, esa tierra de esperanza querida por aquellos y aquellas que vivimos esta vocación, quería hacerme presente para compartir un regalo del cielo.
En mi último periodo en Etiopía, cargado de dificultades como la situación política, la guerra, los desplazados y refugiados, recibimos también el regalo de una vocación etíope Comboniana con la que pude compartir vida y proyecto. El entonces escolástico Abreham, que estudió por cierto en Perú toda la teología, fue llamado a la tierra Gumuz a hacer su experiencia misionera. Si ya es una zona difícil, siendo etíope aún lo es más, puesto que el conflicto étnico le podría afectar a él negativamente. Cualquier en su lugar se habría negado, por poder convertirse en un objetivo de los rebeldes. Él reconoce que llego con miedo, y nosotros también lo teníamos por él. Pero la confianza en Dios fue más grande.
Pronto comenzó a involucrarse en la ayuda a los refugiados, acogida a los niños huérfanos, ayuda a tantas familias rotas y desestructuradas por la guerra a través de la creación de un macro huerto donde dar trabajo a los jóvenes y permitirles sustentar a las familias y que les permitiera volver a retomar la escolarización para alcanzar el último grado de educación obligatoria (ya que no tenían que trabajar todo el día como en el resto de los trabajos, además de que se les animaba a escolarizarse, se les pagaba la matrícula y se les compraba el material escolar).
Salvar África con África. Por un lado, luchar por la tierra Gumuz para que recupere la esperanza a través de procurar el sustento de todas las familias necesitadas a través del trabajo de los jóvenes y sanos, comprometiéndose a la vez a volver a estudiar para mejorar su futuro. Y dos, un etíope que podría ser según sus cánones de la Etnia enemiga, siendo el que les tiende la mano, los acoge y los libera de tantos prejuicios.
La experiencia fue preciosa. La empezamos los dos y hoy la continua él.
Hace poco fue ordenado diácono. En vez de elegir su iglesia parroquial, la casa Provincial o una de más fácil acceso para su propia familia, decidió ordenarse en su tan dura parroquia de Gumuz. Su «Abba Abreham» hacia una apuesta clara por ellos, los olvidados de Etiopía.
Os adjunto fotos de los jóvenes a los que sigue ayudando.
El dinero que AMANI envía de las colaboraciones de los socios es precisamente para esos proyectos. Ya haré un relato más detallado de todos ellos para compartirlo con la familia AMANI.