Ayer, vivimos un momento muy especial al reunirnos todas las comunidades de la Familia Comboniana en España para celebrar juntos el espíritu de la Navidad. Fue un encuentro lleno de alegría, fraternidad y esperanza, donde compartimos momentos de oración, cariño y solidaridad.
Después, en Granada, continuamos con la celebración de la Eucaristía, un hermoso tiempo de oración y unidad, seguido de una deliciosa cena en la que pudimos disfrutar de la compañía de todos y donde por supuesto, ¡no faltó la fiesta!
Damos gracias a Dios por la oportunidad de compartir este tiempo juntos, por la unión de nuestras comunidades y por la bendición de vivir la Navidad como familia. Que esta experiencia nos llene de esperanza y amor para el nuevo año.
En el día internacional de las personas migrantes nos unimos a todos los colectivos de personas migrantes y como Iglesia nos unimos en oración para que la realidad de todos estos hermanos/as nuestros que nos rodea nos hable y nos toque el corazón. Que el Espíritu nos inspire a encontrar respuestas audaces para denunciar las injusticias, derribar muros y construir puentes hacia los más pobres.
Compartimos la oración, que con motivo de esta jornada, ha preparado CONFER. Gracias por compartirla.
Compartimos la última edición del boletín LMC-AMANI del año, un resumen lleno de información, avances y experiencias misioneras que han marcado nuestro camino durante este año.
Gracias por acompañarnos, por leernos y por ser parte de esta comunidad LMC que crece y se fortalece cada día.
Como cada año por estas fechas, los LMC de España, junto con nuestra ONG AMANI, estamos llevando a cabo la campaña de Navidad de venta de flores de Pascua para apoyar un proyecto misionero de una de nuestras comunidades en misión.
Durante todo el Adviento estaremos visitando parroquias, dando a conocer el trabajo misionero que realizamos y animando a vivir la misión con espíritu de solidaridad.
Este fin de semana hemos comenzado en numerosas parroquias de la provincia de Granada, donde hemos sido muy bien acogidos y donde hemos compartido las Eucaristías y la oración por la misión y por los misioneros y misioneras.
Este año, el proyecto estará destinado a la comunidad de Mongoumba, en la República Centroafricana, y lleva por nombre «Construyendo futuro: una escuela primaria en Bassin».
En la aldea de Bassin, a tres kilómetros del pueblo de Mongoumba, la vida transcurre de manera sencilla, entre la selva y el río. Allí, los niños y niñas Aka —un pueblo tradicionalmente nómada— recorren largos caminos cada mañana para asistir a la pequeña escuela parroquial, que funciona en una sola aula junto a la capilla del pueblo. Más de cien alumnos, divididos en cuatro grupos, aprenden entre cantos, pizarras desgastadas y una enorme ilusión por seguir creciendo.
Desde hace más de veinticinco años, los Laicos Misioneros Combonianos acompañamos a esta comunidad con el sueño de que cada niño tenga acceso a una educación digna que le permita descubrir su valor y construir un futuro diferente. El nuevo proyecto que impulsa la Misión de Mongoumba busca construir una escuela primaria con tres aulas, una oficina, un pequeño almacén y letrinas, para acoger mejor a todos los niños y garantizar condiciones adecuadas de aprendizaje. El terreno ya ha sido adquirido por la parroquia, y la comunidad se ha comprometido a colaborar en la limpieza y en el aporte de materiales locales.
El carisma de San Daniel Comboni sigue guiando nuestra misión: “Salvar África con África”. Por eso, educar aquí significa capacitar, abrir horizontes y hacer posible que los mismos Aka sean protagonistas de su propio desarrollo.
Te invitamos a sumarte a este sueño. Con tu apoyo, podremos transformar una capilla improvisada en un espacio de aprendizaje, encuentro y esperanza. Porque el Reino de Dios también se construye con pupitres, libros y sonrisas.
“El Reino de Dios se parece a una semilla de mostaza: la más pequeña, pero que llega a ser un gran árbol” (Mt 13,31-32). En Bassin, esa semilla se llama educación.
Colabora el proyecto «Una escuela para Bassim»: ES55 1491 0001 2030 0005 9881
Convertíos, porque está acerca el reino de los cielos
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.» Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: «Abrahán es nuestro padre», pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
RECUPERAR CAMINOS
Es muy fácil quedarse en la vida «sin caminos» hacia Dios. No hace falta ser ateo. No es necesario rechazar a Dios de manera consciente. Basta seguir la tendencia general de nuestros días e instalarnos en la indiferencia religiosa. Poco a poco, Dios desaparece del horizonte. Cada vez interesa menos. ¿Es posible recuperar hoy caminos hacia Dios?
Tal vez, lo primero sea recuperar «la humanidad de la religión». Abandonar caminos ambiguos que conducen hacia un Dios interesado y dominador, celoso solo de su gloria y su poder, para abrirnos a un Dios que busca y desea, desde ahora y para siempre, lo mejor para nosotros. Dios no es el Ser Supremo que aplasta y humilla, sino el Amor Santo que atrae y da vida. Las personas de hoy volverán a Dios no empujadas por el miedo, sino atraídas por su amor.
Es necesario, al mismo tiempo, ensanchar el horizonte de nuestra vida. Estamos llenando nuestra existencia de cosas, y nos estamos quedando vacíos por dentro. Vivimos informados de todo, pero ya no sabemos hacia dónde orientar nuestra vida. Nos creemos las generaciones más inteligentes y progresistas de la historia, pero no sabemos entrar en nuestro corazón para adorar o dar gracias. A Dios nos acercamos cuando nos ponemos a buscar un espacio nuevo para existir.
Es importante, además, buscar un «fundamento sólido» a la vida. ¿En qué nos podemos apoyar en medio de tanta incertidumbre y desconcierto? La vida es como una casa: hay que cuidar la fachada y el tejado, pero lo importante es construir sobre cimiento seguro. Al final, siempre necesitamos poner nuestra confianza última en algo o en alguien. ¿No será que necesitamos a Dios?
Para recuperar caminos hacia él necesitamos aprender a callar. A lo más íntimo de la existencia se llega no cuando vivimos agitados y llenos de miedo, sino cuando hacemos silencio. Si la persona se recoge y queda callada ante Dios, tarde o temprano su corazón comienza a abrirse.
Se puede vivir encerrado en uno mismo, sin caminos hacia nada nuevo y creador. Pero también se puede buscar nuevos caminos hacia Dios. A ello nos invita el Bautista.