Una aventura con Jesús en Arequipa

Estimados LMC y amigos de la misión que nos leen.

Deseándoles abundantes bendiciones en su vida misionera les saludamos Mercedes y Carolina Laicas Misioneras Combonianas de Guatemala.

Queremos compartir con ustedes, un poco de nuestra historia personal.

Mi nombre es Mercedes, soy viuda y tengo 80 años, soy madre de 3 hijos, 6 nietos y 3 bisnietos.

Antes de ser misionera trabajé en comunidades pastorales en preparación de lectores, acólitos, infancia misionera, y fui instituida como ministra de la eucaristía, también formando cenáculos abiertos en casa; a pesar de todo este trabajo realizado para el Señor, me surgió la inquietud de conocer la misión y comencé a misionar con los Laicos Misioneros Combonianos de Guatemala viajando a San Luis Peten, una vez por año, durante cuatro años. Dentro de las actividades que realizábamos era visitar aldeas marginales en la profundidad de las montañas, sin acceso a luz ni agua. Misionaba escuchando las necesidades de la gente, compartiendo y conviviendo con ellos.  

Ya tengo catorce años de estar en el camino  misión y del carisma comboniano, en diversas situaciones y proyectos, así como en Santa Cruz Chinautla, municipio con alta población indígena evangelizando niños y mujeres de escasos recursos, trabajando en el programa de evangelización, formación y nutrición de niños en Santa Catarina Pinula en unas aldeas de periferia y haciendo algunas experiencia de vida comunitaria, tanto en el Salvador en un barrio de periferia como en Santo Domingo Xenacoj, en aldeas indígenas marginales. Cada vez ha sido mayor mi deseo de salir de misión fuera de Guatemala.

Mi nombre es Carolina, soy soltera y tengo 68 años, madre de 2 hijos y 3 nietos. Antes de estar en la misión, trabaje por muchos años en un grupo católico Cristocéntrico, en retiros abiertos y cerrados de primera evangelización, también dando platicas de crecimiento personal a personas adultas que se incorporaban de los retiros al grupo, al mismo tiempo a los niños que se reunían los viernes en la reunión de asamblea de grupo.

Durante cuatro años Mercedes me compartió sobre la misión y su experiencia en ella, hasta que un día accedí ir a los Laicos Misioneros Combonianos y me quedé, tengo ocho años de estar en la misión y en el camino del carisma comboniano. Estuve en formación por dos años, luego fui al visiteo a una aldea llamada la Salvadora en Santa Catarina Pinula y he trabajado con la gente del lugar, he visto sus necesidades y he sentido ese llamado fuerte de querer salir a misionar fuera de Guatemala. 

Al igual que Mercedes, estuve con ella en Santa Cruz Chinautla y En la experiencia de vida comunitaria en el Salvador.

EN ESTE MOMENTO nos encontramos viviendo nuestra experiencia de vida comunitaria y preparación específica, para poder partir, en unos días a Villa Ecológica en Arequipa, Perú.

Esta experiencia la estamos viviendo en un Hogar Para Ancianas ubicado en Quetzaltenango a cinco horas de la ciudad de Guatemala, que es donde vivimos, hemos dejado nuestro hogar, familias, seres queridos y todo nuestro trabajo habitual para prepararnos a la misión Ad Gentes.  

Esta experiencia que estamos viviendo nos ha permitido convivir juntas, conocernos mejor. Nuestro día lo hemos organizado con un horario diario de estudio, ayuda en el hogar en lo que se nos solicite, Alberto de la Portilla nos ha dado formación, que han sido muy enriquecedora para discernir nuestra vocación, hemos orado juntas y nos hemos hechos preguntas si realmente queremos salir afuera de Guatemala por todos los problemas que conlleva llegar a un lugar de diferente cultura y costumbres, pero la respuesta ha sido siempre SÍ, confiando en la providencia divina que va adelante de nosotras.  No ha sido fácil adaptarnos al clima, pues aquí es muy frío y ha llovido mucho, por lo demás, hemos sido acogidas con mucho cariño por las hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, de las que hemos aprendido mucho sobre la organización del Asilo, la forma en la que cosechan sus propios alimentos y atienden a las 32 ancianas que tiene a su cargo. Siempre el misionero debe aprende todo lo que pueda para poder servir en el camino de misión.

Reciban un cordial saludo, Mercedes y Carolina

LMC Guatemala

No podemos olvidar nuestro primer amor

Misión Mongoumba, en República Centroafricana

Todos estamos ocupados preparando la próxima asamblea internacional de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC), que se celebrará del 9 al 15 de diciembre de 2024, en Maia (Portugal), un acontecimiento fundamental en la vida de nuestro movimiento misionero. Sólo cada seis años tenemos la oportunidad de conocer a hombres y mujeres de los tres continentes (Europa, África y América) y de más de 21 países en los que estamos presentes.

Sin duda es un momento de mucha emoción que queremos preparar bien. Un momento que determinará el rumbo de los próximos 6 años. Este año en particular, con la vista puesta en el reconocimiento de nuestro carisma por parte de la Iglesia universal en un futuro próximo, signo de nuestro progreso a lo largo de los años y de nuestra madurez.

No podemos ni queremos olvidar nuestro servicio misionero en nuestros países de origen, sabemos que la misión está en todas partes, pero seguimos teniendo presente nuestro llamado a servir más allá de nuestras fronteras. En medio de todo esto, una nueva emergencia de continuidad se presenta nuevamente en una de nuestras misiones, en este caso Mongoumba, que recientemente celebró nuestro 25 aniversario de presencia continua.

No podemos olvidar nuestro primer amor … Cada uno de nosotros fuimos llamados a la misión y en particular la LMC nació con el objetivo de hacer posible ese sueño misionero de ir a otros países a compartir nuestra vida con otros pueblos, a ser misioneros. dondequiera que el Señor nos llame.

No podemos olvidar nuestro primer amor … De nada sirven nuestras asambleas internacionales, continentales o nacionales si no respondemos a este primer amor. Si entre todos no somos capaces de dar continuidad y apoyo a nuestras presencias misioneras. Cada organización que queremos tener, todos nuestros documentos tienen como único propósito servir a la misión, crear un movimiento fuerte que haga posible el servicio misionero, un movimiento que nos ayude a permanecer fieles a nuestro llamado.

No podemos olvidar nuestro primer amor … Porque sabemos lo difícil que nos resulta partir en muchos momentos de nuestra vida, siempre es necesario volver a nuestro primer amor. Para que la organización de nuestra vida no nos enrede demasiado y no nos permita salirnos ahora ni en el futuro. Para que las presencias misioneras estén presentes en nuestras vidas donde estamos y donde están nuestros hermanos y hermanas. Presente en nuestros pensamientos, en nuestras oraciones, en nuestra organización, en nuestra economía…

No podemos olvidar nuestro primer amor … Cada uno de nosotros fue llamado a la misión. El amor que hemos recibido de Dios nos desborda y nos empuja a entregarnos. Es este amor el que queremos transmitir y ofrecer a nuevas personas. Que esté siempre presente en nuestros grupos y que sepamos transmitirlo. Que pensemos en cómo abrir nuestros grupos a nuevas personas que vienen a nosotros con cada nuevo curso, no olvidemos darnos a conocer, decir «Estamos dispuestos a acompañar a todo aquel que sienta vocación misionera». Cada vez que alguien llama a nuestra puerta o hacemos animación misionera, sabemos presentar nuestra vocación y en particular la llamada y el compromiso común de servir a la misión. La Iglesia necesita voces que clamen en el desierto y proclamen que es necesario seguir saliendo personalmente al servicio de nuestros hermanos más pobres y abandonados .

No podemos olvidar nuestro primer amor … Y damos gracias a Dios por cada LMC que dejó hogar, familia, país, para servir en la misión. En particular, en este momento tenemos presente a Agnieszka, quien, a pesar de estar sola, permanece en Arequipa esperando apoyo, alivio. Esperamos que Mercedes y Carolina puedan completar sus preparativos y partir hacia Arequipa. A Xoancar que después de tantos años sigue siendo constante en Piquiá, o a Anna y Gabriele que también tendrán que ser reemplazados dentro de seis meses después de dos años de misión, o a Flavio y Liliana que después de tantos años ahora se tomarán un descanso. después de haber acompañado a una familia fidei domun que cuida de Ipê Amarelo. Y con estas próximas salidas nuestra situación en Brasil volverá a ser frágil. Gracias a Elia que regresó a Mongoumba para acompañar a Cristina que pronto regresará a Portugal y a quien agradecemos su dedicación. Si Dios quiere, noticias de última hora, Teresa regresará para responder a este llamado de necesidad en RCA. Misioneros que, con el paso de los años, siguen respondiendo a su primer amor. Pero no son suficientes para una misión como la de África Central y necesitan ayuda. Gracias a los jóvenes representados por Linda, Marzena y Pius en Kenia. Están persiguiendo con entusiasmo el desafío de ser pioneros en Kitelakapel, nuestra última presencia misionera. Probablemente en unos meses Iza se una a nosotros desde Polonia para dar aún más estabilidad a nuestra presencia. Gracias a Regimar y Tito que renovaron su presencia en Carapira, porque es necesario tiempo para hacernos espacio, nuestra misión no habla de inmediatez sino de caminar con paciencia. También a IIaria y Federica que se han sumado a Carapira y poco a poco van entrando a la realidad del pueblo Macua. Y por último María Augusta, una gran veterana, que literalmente regresa a su primer amor en Mozambique después de haber estado en Mongoumba o Camarate en Portugal. Vemos que el Señor no sólo llama a los más jóvenes, o tal vez sí, sino en espíritu. Pronto tendremos Mercedes a los 79, pero tenemos más de una persona a los sesenta. La edad no es un límite para salir, aunque sabemos que seguramente el Señor les pedirá otro tipo de presencia, no con el vigor de la juventud sino aprovechando la madurez de los años. En cualquier caso, hay que completar estas comunidades y preparar al personal.

No podemos olvidar nuestro primer amor … No podemos dejar de cuidar de nuestros hermanos, y especialmente de nuestras hermanas LMC, que son la mayoría, en su vida diaria. Para nosotros dos personas no son suficientes, no está bien, es demasiado cansado, necesitamos comunidades de 4 o 5 personas. Aunque luego tengamos más tiempo para entendernos y sepamos que no siempre es fácil, si ponemos al Señor en el centro él lo hará posible. Pero para completar nuestras comunidades debemos prepararnos, para que el idioma no sea un problema para dar continuidad, por ejemplo en Mongoumba. Nuestra voluntad de ir a donde la necesidad es mayor debe ir acompañada de la capacitación necesaria para ir a esos lugares. Sabemos que no es sólo una cuestión de buena voluntad, por eso desde el principio proponemos la misión, pero al mismo tiempo recordamos que debemos ofrecer el mejor servicio y para ello debemos ser Santos y Capaces como quería Comboni.

Misioneros combonianos y laicos combonianos en Milán (Italia).

No podemos olvidar nuestro primer amor … Por último, pero quizás lo más importante, es hora de aceptar el desafío lanzado a cada uno de nuestros países. Cada uno de nuestros países está llamado a enviar LMC a nuestras comunidades. No es con el esfuerzo de unos pocos que será posible, sino con la colaboración de todos. Que sea un desafío para cada país preparar, acompañar y apoyar la salida de un misionero de nuestro país en los próximos meses o años. Sabemos que a veces no es fácil tener ese tiempo disponible, también sabemos que a veces hay dificultades económicas para afrontar estos envíos, pero si cada uno de nosotros como LMC, y cada uno de nuestros países ponemos de nuestra parte, será posible. , será sostenible en el tiempo, incluso será extensible. Si cada uno aporta con su granito de arena pronto tendremos una montaña, si cada vez que podemos animamos la misión y proponemos una salida misionera, pronto tendremos más gente dispuesta, y con el apoyo de los que por el momento estamos en la retaguardia, haremos posible ser fieles a nuestro primer amor, a nuestro primer sueño por el cual nacimos como LMC de servir la misión donde el Señor quiera enviarnos.

Mis mejores deseos para todos ustedes.

Te invitamos a orar con esta canción, en español…

Comité Central de los Laicos Misioneros Combonianos

 

La atención a la salud en Mongoumba

Un saludo a todos y todas

Queremos compartir con vosotros un video sobre la atención sanitaria que nuestra comunidad internacional de Laicos Misioneros Combonianos desarrolla en Mongoumba, República Centroafricana.

En el Cristina nos cuenta las diferentes actividades que realizan y nos presenta la realidad de atención sanitaria y en especial la dedicación a la población Aka.

Gracias a todos por vuestras oraciones y el apoyo a nuestro servicio LMC en los lugares donde estamos presentes.

Proyecto de Salud Mental y Educación en Kitelakapel (Kenia)

Un saludo para todos.

Os dejamos un video que nos han enviado desde Kenia contándonos el proyecto que la comunidad LMC de Kitelakapel-Kenia está realizando en temas de Salud Mental en colaboración con Hani (LMC de Egipto).

En él podréis escuchar de primera voz cómo se está desarrollando y la continuidad que se quiere dar. Es un bonito ejemplo de colaboración con la presencia de Hani y después la segunda vez con la llegada de Mira (candidata de Egipto) y donde se ha recibido ayuda económica por parte de España.

Gracias a todos por vuestras oraciones y el apoyo a nuestro servicio LMC en los lugares donde estamos presentes.

Un amor que nos impulsa a conocer y saber amar

Estamos aquí de nuevo para daros noticias y compartir, con vosotros, este último tiempo. Durante estos meses, desgraciadamente, nos resulta difícil responder a todos vuestros mensajes (que son muchos), debido a acontecimientos imprevistos, pero todo esto forma parte de estar en misión y vivirla plenamente, hasta el último momento de cada día.

La última vez, os contamos la pena de despedirnos del Padre Jaider, el padre comboniano, que partió urgentemente hacia su tierra natal, debido a repetidas enfermedades.

Pues bien, el mismo día, exactamente un mes después de su partida (de nuevo el 5, pero de julio), la comunidad de los Padres Combonianos fue golpeada de nuevo por una terrible noticia. Mientras esperábamos para acoger a un hermano comboniano de vuelta de sus vacaciones en su tierra natal, recibimos la noticia de su muerte durante la noche, el mismo día en que debía reunirse con nosotros.

A día de hoy, la comunidad comboniana sólo está formada por un padre y un estudiante de teología. Han sido meses difíciles, intensos, llenos de obstáculos, pero incluso en este tiempo, la infinita misericordia y bondad de Dios no ha cesado de obrar maravillas y de darnos la fuerza para afrontar este tiempo y seguir mirando hacia un horizonte cada vez más alto junto a estos hermanos y hermanas nuestros. De hecho, ha sido precisamente en este tiempo de fatiga, de fragilidad, cuando el Señor nos ha unido aún más como comunidad con los padres, como familia comboniana, y nunca hemos dejado de sentir que el Señor nos guiaba. Es precisamente en la fragilidad donde al Señor le gusta trabajar, si dejamos siempre todo en sus manos y nos confiamos a su Gracia.  Como dice una mujer sabia que camina con nosotros: «construye con los que quieren construir y avanza siempre con la alegría que viene del Señor»; son palabras verdaderas, porque cuanto más dejamos todo en manos del Señor, más construye Él.

En estos nuestros primeros seis meses en Mozambique, no han faltado las dificultades y los obstáculos, y en algunos casos no han sido fáciles de superar, sobre todo los surgidos de las personas más cercanas a nosotros, pero realmente sólo con la ayuda del Señor, con vuestra presencia, con vuestro haceros oír, y con la ayuda de la gente, hemos conseguido mantener siempre viva en nuestros corazones, la alegría, la paz y la esperanza, para seguir abrazando esta maravillosa tierra, rica en belleza pero al mismo tiempo con muchas contradicciones.

Cada día, la gente de Macua nos enseña y nos da la alegría de compartir nuestras vidas con ellos. Durante este tiempo, también hemos vivido momentos inesperados y enriquecedores, como la visita del consejo general de las hermanas combonianas y, a principios de agosto, también la de los padres del consejo general comboniano. Cuánta Gracia hemos recibido, inesperada y enriquecedora…

Dentro de nuestros corazones, se abren sueños más grandes con horizontes más amplios que parten de la escucha de la realidad en la que estamos insertos; todo esto sabemos con certeza que con nuestras solas fuerzas, no podremos lograrlo.

Durante este tiempo, hemos tratado de permanecer siempre un paso por detrás para observar y tratar de entender cuáles son las principales necesidades de esta tierra y hacerles realmente protagonistas de su historia y de su tierra. Esta es nuestra misión: crear relaciones verdaderas y auténticas, tender puentes, crear una red. 

Somos extraordinariamente felices a pesar de algunas dificultades y alguna malaria que nos azota ( las dos estamos a 2), pero la alegría, la esperanza, la pasión y el amor que sentimos por esta tierra es un impulso que nos mueve cada día a seguir sembrando y construyendo. También os seguimos dando las gracias a todos y cada uno de vosotros, porque vuestra presencia, cercanía y ayuda son combustible para seguir ilusionándonos y creciendo, para poder construir un futuro mejor junto a estas personas, y para sentirnos todos peregrinos de la esperanza en un mundo mejor, donde todas las personas tengan derecho a vivir una vida digna.

Todos somos misión y nosotras, con todos vosotros, nos sentimos como en familia.

Un abrazo desde el fondo de nuestros corazones. Seguimos rezando por todos vosotros y vosotras también, seguid rezando por nosotras.

Con amor, profundo aprecio y gratitud – Ila y Fede