En esta segunda semana del Domund, compartimos el reciente testimonio de Alejandro Canales, misionero comboniano que ha pasado el verano por su tierra de Cantabria, donde ha celebrado sus 50 años de sacerdote. Su lengua, su mirada, habla siempre de Chad, donde acaba de regresar, con «licencia» de su médico que preferiría que estuviera más tiempo por acá.
Dos días antes del viaje, los LMC de la zona centro compartimos un rato en la casa comboniana de Madrid. Alejandro fue el formador de los LMC en su último ciclo en España, allá por 2008. Después de haber participado como formador también con los religiosos en Chad, ahora está de nuevo en una parroquia. Ya es el comboniano de mayor edad del país, y eso significa experiencia y profundidad.
Cuando le preguntamos por su país lo primero que cuenta es que están preocupados por las lluvias anómalas, que están causando muchas muertes, daños y la pérdida de cosechas. «El cambio climático está arruinando la agricultura». Y nos habla de los jóvenes de sus comunidades, que tienen la tentación de abandonar sus pueblos seducidos por el espejismo de las minas al norte del país. Es fácil ganar dinero allá, y es fácil perder la vida, pues las explotaciones forman parte de un negocio oscuro y sin ley, que no deja testigos.
Precisamente la semana anterior habíamos conversado con Railson, joven indígena brasileño de la zona de Maranhão donde vive nuestro compañero LMC Xoán Carlos Sánchez. Railson forma parte de la III Caravana por la Ecología Integral que en estos días concluye su paso por Europa. Junto a 8 compañeros han venido a denunciar la situación de sus comunidades, afectadas por la contaminación a causa de la minería, que promete «desarrollo», pero deja contaminación, muerte, y gran des beneficios para los inversores internacionales.
La Casa Común y sus habitantes está sufriendo, en África, en la Amazonía… en todo el mundo. Y los misioneros, como Alejandro, nos lo recuerdan.
El misionero laico comboniano Xoán Carlos Sánchez ha participado en la campaña de la ONG francesa CCFD-Terre Solidaire para tejer lazos con comunidades del sur global en relación al cuidado de la Casa Común.
El pasado mes de marzo participamos en la campaña de Cuaresma de CCFD-Terre Solidaire, la ONG de cooperación internacional más antigua de Francia[1]. Desde Maranhão (Brasil) viajamos Xoán Carlos, representando a la red Justiça nos Trilhos, y Adriana, presidenta del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras Rurales de Açailândia. (Xoán Carlos es misionero laico comboniano y vive desde hace 25 años en Maranhão, en estrecha colaboración con el P. Dario Bossi.)
Esta es la principal actividad de CCFD para dar a conocer en su país a las organizaciones que apoyan en el Sur, y también para recaudar fondos para más de 700 proyectos cada año. Es así que los católicos franceses hacen real el tercero de los tres pilares de la Cuaresma: oración, ayuno y donación.
Pero también es un momento importante para abrir los ojos de las sociedades europeas a las consecuencias planetarias de nuestros estilos de vida, traducidas muchas veces en injusticias sociales flagrantes en nombre del “desarrollo” y en devastación ambiental de los territorios. En nuestro caso estas injusticias son cometidas por la extracción mineral y por la agricultura de gran escala para exportación. Y los territorios impactados forman parte de la emblemática y frágil Amazonia.
Este año CCFD recibió aliados de Costa de Marfil, Senegal, Perú, Camboya, Líbano y Brasil. Cada uno recorrió una región francesa, en una programación intensiva organizada por los comités locales de voluntarios. ¡Son más de siete mil voluntarios en toda Francia! A nosotros nos tocó viajar a Languedoc-Roussillon y Vaucluse, algunas de las zonas con mayores índices de pobreza del país. Tuvimos la oportunidad de presentar nuestra realidad y nuestro trabajo en parroquias, escuelas, centros de inserción de inmigrantes y asociaciones comunitarias. También pudimos compartir con grupos de voluntarios y activistas implicados en cambiar las realidades en sus territorios locales, con un ojo en las consecuencias globales de sus iniciativas.
En Avignon participamos en las actividades de sensibilización frente al abuso de los pesticidas organizadas por una entidad local. Les causó impacto escuchar los detalles de las consecuencias que el abuso de agrotóxicos en el monocultivo de soja causa a las poblaciones locales en Maranhão y el tamaño de la devastación ambiental para abrir nuevas áreas enormes sobre la Amazonia para este tipo de plantación, que sólo busca exportar materias primas para la fabricación de piensos para el ganado chino y europeo. Saber que Francia y España están entre los principales importadores de la soja que expulsa comunidades de sus territorios tradicionales causa espanto. Oír que pesticidas que tienen su uso prohibido en Europa se continúan fabricando en Francia para exportar a Brasil, provoca horror e indignación.
En la diócesis de Carcassone compartimos con agentes de Caritas Francia la situación generada por la mina de oro Salsigne, similar a los casos en nuestra diócesis de Maranhao, donde se sacrifican comunidades y paisajes en nombre del lucro pasajero que genera la minería. Cuando el mineral se acaba, quedan territorios inhabitables, enfermedades incapacitantes y economías inviables. El arsénico extraído junto al oro se deposita en los alrededores, provocando tal contaminación que toda la zona se consideró impropia para la vida. La empresa abandonó la mina en 2004 y dejó aldeas enteras destruidas y enterradas, montañas de desechos tóxicos cubiertos con finas capas de tierra. Con la lluvia, montones de productos son arrastrados hacia los ríos y todo el valle se intoxica. La contaminación está llegando por el agua del subsuelo a ciudades grandes y lejanas, como Marsella. El agua contiene 450 veces más arsénico que el mínimo aceptado por la OMS. El grupo local de Caritas se encarga de concienciar a la población y de hacer incidencia política para que se busquen soluciones y se reduzcan los impactos a las personas y al medio ambiente. Por eso forman parte de la red “Iglesias y Minería”, en la que también está Justiça nos Trilhos desde su fundación en 2013 en América Latina. Aquí y allá, la Iglesia es profética y transformadora.
Pero este viaje también fue una oportunidad para conocer de cerca iniciativas de superación o mitigación de algunos problemas globales, como el cambio climático. Un centro de investigación agrícola en Perpignan adapta variedades de fruta a las condiciones locales del sureste francés. Pero el ritmo del calentamiento global es más rápido del que los investigadores necesitan para probar y validar variedades adaptadas a condiciones más calientes. Cuando concluyen la evaluación de un nuevo tipo de melocotonero, que dura tres a cinco años, las medias de temperatura ya subieron demasiado por encima de las medias iniciales y la variedad ya no es la más recomendable. El cambio climático es una realidad muy tangible y amenazadora para los agricultores del Norte y del Sur del planeta.
Fue una oportunidad de constatar la importancia de que quien lucha por la Casa Común en el Sur camine en diálogo y sintonía con personas y grupos organizados del Norte, pues es aquí donde se toman decisiones que condicionan nuestras posibilidades de existencia allá.
Así, pudimos dialogar sobre la importancia de la aplicación de leyes de debida diligencia (deber de cuidado) en Francia, para que las empresas transnacionales que operan en ambos países respondan por sus actos y garanticen que sus productos y servicios estén exentos de explotación laboral o degradación ambiental[2]. Si conseguimos, en Brasil y en Europa, monitorizar el cumplimiento de esta ley, muchas violaciones de derechos y mucha destrucción de la Amazonia serán evitadas.
La Pascua nos recuerda cada año que oír el grito de los que sufren, y actuar en consecuencia, tiene sus riesgos. Pero también que, los que un día son crucificados porque estorban, sonreirán de nuevo. Denuncia y anuncio son inseparables, en Pascua y siempre.
Una de las sesiones de trabajo en esta gira.
[1] Terre Solidaire es miembro de la alianza europea de ONG eclesiales CIDSE, en la que España está representada por Manos Unidas.
[2] En abril de 2024 la UE ha aprobado la directiva de Sostenibilidad Empresarial que por primera vez fija estándares internacionales para que las empresas prevengan, mitiguen y reparen los posibles daños al medio ambiente y los derechos humanos. Esta directiva deberá ser transpuesta a las legislaciones de cada estado miembro.
El encuentro mensual del grupo juvenil de la Familia Comboniana, Combojoven, lo hemos animado los LMC para trabajar la Ecología Integral. Estamos en la semana previa a la COP28, Cumbre del Clima, para la que el papa Francisco nos ha querido preparar con su reciente documento Laudate Deum.
Iniciamos con un video forum sobre la película La Carta, impulsada por el Movimiento Laudato Si’. En ella, cuatro líderes globales dialogan con Francisco a la luz del documento Laudato Si, representando a la juventud, los pueblos indígenas, la ciencia y las personas descartadas. Sus imágenes y reflexiones impactaron a los participantes del encuentro, procedentes de Zaragoza, Sevilla, Marbella, Madrid y Granada. Los jóvenes profundizaron en temas como los defensores ambientales asesinados, incluyendo al mártir comboniano Ezequiel Ramin, la importancia de la biodiversidad, el diálogo ciencia-teología, o el doble grito de la tierra y de los pobres. La Ecología debe ser integral para incorporar a lo ambiental los aspectos sociales, económicos, políticos, teológicos…
En la tarde conectamos con Xoan Carlos Sánchez, LMC en Piquiá (Brasil) que impulsa desde hace más de 20 años un proyecto de agroecología como alternativa al trabajo de minería que contamina sin cesar, depreda los suelos y el aire y ocasiona víctimas mortales. En la actualidad participa en esta comunidad una familia de LMC de Italia. Este proyecto concreta admirablemente los compromisos del Pacto Comboniano por la Casa Común.
Y a continuación visitamos la fábrica de conservas de productos agroecológicos La Retornable. Se trata de una microempresa que plantea una producción, consumo y relación con la tierra y las personas alternativa a los modelos del mercado global que solo mira el lucro a corto plazo.
Mostramos así que tenemos modelos para avanzar en esta dialéctica desigual entre el sistema de muerte denunciado por Francisco y los nuevos caminos de la Ecología Integral.
Y tenemos en nuestra ONG Amani una herramienta para sumarnos en las alianzas globales por la Ecología Integral, como la plataforma REDES, que agrupa a más de 50 ONG de congregaciones y participa en las campañas internacionales de defensa de los DDHH y la Casa Común.
P. Dario Bossi (Misionero Comboniano en Brasil).- El pan partido es el símbolo que más contrasta con la tentación del poder, casi siempre una bendición para quien atesora. Este pan es el Cuerpo de Jesús, consagrado una vez más hoy en la celebración del Corpus Christi, en la Explanada dos Ministérios (Brasilia). En la misma explanada, en estos días, acampaban cerca de 1.500 indígenas, de diferentes pueblos de Brasil, organizando seminarios y debates, manifestaciones y danzas circulares en busca de la defensa de sus territorios, en contra de la tesis jurídica de la Marca Temporal, un proceso legislativo que podría poner en jaque la demarcación de centenares de sus tierras ancestrales, considerada una barrera contra la deforestación.
Dos acontecimientos profundamente entrelazados, que la vida religiosa celebra y acompaña con devoción y compromiso. La Eucaristía es la presencia viva del Dios que se hace carne e historia en medio de nosotros. En los cuerpos de estos indígenas que abandonaron sus tierras, sufriendo las frías noches de Brasilia en sus tiendas y reclamando el derecho a la tierra de sus antepasados, reconocemos también el cuerpo herido y humillado de Jesús, como enseña el Evangelio de Mateo.
Por la fe, hoy, el pueblo de Dios reunido en celebración caminará en procesión, como una sola familia en busca de una vida plena. Con la misma fe y esperanza, en estos días, los pueblos indígenas danzaron rítmicamente al son de la maraca. Me llamó la atención la diputada indígena Célia Xakriabá: comenzaba la sesión de debate en la Cámara, pero ella insistió en salir corriendo a encontrarse con sus familiares. No tuvo tiempo de decir nada, ni siquiera un breve discurso; simplemente se unió al círculo de baile, en el ritmo que invocaba la resistencia de los ancestros, en el Toré, en el Guachiré… Dicen los indígenas que es con el zapateo de estos bailes que el mundo se mantiene en equilibrio.
La dureza de la realidad, sin embargo, erosiona la intensidad de esta mística. El juicio de la Marca Temporal fue pospuesto nuevamente, por cuarta vez en seis años de un proceso que el pueblo obstinadamente no quiere dejar pasar. En el campo religioso, muchas personas que celebran el Corpus Christi se escandalizan cuando se hacen aproximaciones como esta, entre lo “sagrado” y lo “profano”. Pero, ¿tendrá lo sagrado fronteras, en la Eucaristía cósmica (Laudato Si’ 236) que celebramos hoy? Quiero creer, con esperanza, en una Iglesia en camino en busca de Jesús encarnado, ayer, hoy y siempre, en los cuerpos heridos y en la fe profunda de las personas sencillas, que comulgan y parten el pan.
Jesús Ruíz, obispo de Mbaïki (R. Centroafricana) nos cuenta cómo sus comunidades del pueblo Aka (Pigmeos) han celebrado la Semana Laudato Si’. Jesús, que fuera inspirador del movimiento LMC de España, pasa estos días por España y tuvimos la alegría de compartir una tarde con él, en la que brilla su amor por sus comunidades.
La cuenca del Congo es el segundo pulmón del planeta, y tristemente escenario de similares crímenes ambientales a los que solemos escuchar de la Amazonía. Solo que menos voces nos cuentan de este escenario de destrucción masiva de la selva ecuatorial. Jesús Ruíz promueve la evangelización integral de los pueblos, en la que la Pascua del Señor se traduce en que el pueblo Aka se ponga en pie frente a los siglos de discriminación tanto de los colonizadores sino del resto de pueblos mayoritarios de Centroáfrica.
El Aka está acostumbrado a recibir golpes y agachar la cabeza. Por eso liderar una marcha con el lema Somos los guardianes de la selva es de gran valor. Es un signo claro del carisma comboniano. Como el resto de pueblos originarios en América, Asia, Oceanía… los Aka toman conciencia de que han guardado la Casa Común durante siglos, en la invisibilidad, y ahora su testimonio brilla porque su entorno corre grave riesgo de desaparecer. Estamos en deuda con todas estas comunidades.
Las hermanas combonianas Lucía Font (española) y Lucía Premoli (brasileña), trabajan actualmente con Monseñor Ruíz y los pueblos Aka, esta última como responsable episcopal de la comisión Laudato Si’. La experiencia de Amazonía impulsa a esta última a concretizar en África todo el trabajo que viene desarrollándose en Latinoamérica. En la cercana Mongumba la comunidad LMC lleva más de 20 años acompañando a este pueblo. Nuestra Tere Monzón, que participó 10 años en esta misión, regresa el próximo día 9 a España.
El impulso de la encíclica Laudato Si’ está movilizando en todo el mundo un cambio de sistema, porque el actual modelo de desarrollo no respeta ni a las personas ni al resto de la Creación. «Necesitamos organizaciones que nos ayuden a documentar todo lo que está ocurriendo en nuestro territorio, para que se dé a conocer». El nivel de contaminación por mercurio en los ríos, la pérdida de especies autóctonas, el enriquecimiento salvaje de unas minorías gracias a los recursos nacionales de este «país pobre». Es la petición directa que Monseñor Ruíz nos hace.