El verano es un tiempo privilegiado que se nos regala para hacer un alto en nuestro camino. Un tiempo para el descanso, para el encuentro con Dios y con los demás, para disfrutar de esas pequeñas cosas que a veces nos pasan desapercibidas en el ajetreo de nuestra vida cotidiana…y como no, un tiempo para vivir la misión.
Durante estos dos meses se han ido sucediendo una serie de acontecimientos que nos han permitido sentir la misión muy cerca de nosotros y han hecho que nos sintamos unidos como familia LMC: encuentro continental de los LMC africanos, asamblea de los LMC de España, reencuentro con Xoancar antes de regresar a Brasil y con Isabel/Gonzalo tras su vuelta de Perú, envío misionero de Carmen Aranda a Uganda,….
Todo un gran regalo que iremos compartiendo en los próximos días.