Hola amigos/as:
Esta mañana hemos tenido Isabel y yo un intenso encuentro misionero con las niñas de un colegio de Moratalaz, que yo pensaba que era un barrio popular. Pero sería en otra época. Este es un colegio muy bonito del Opus Dei, solo de niñas, donde nos hemos encontrado con profesoras muy entregadas a sembrar la fe en las chicas. El colegio se llama Senara, palabra que tiene algo que ver con la siembra.
Hemos estado 3 horas, pasando por los 6 cursos de primaria, mañana va otra compañera de Scam, para las chicas de secundaria.
Ha sido lindo encontrarnos Isabel y yo, mano a mano, improvisando qué contar a estas niñas tan tiernas, tan atentas, tan participativas: «¿Eres tú la que sale en la foto? ¡Pues no te pareces! ¿Y cómo se llama tu hija? ¿Y dónde están tus hijitos? ¿Y qué tienes en el ojo?…» Otra te dice que su abuelito se fue ayer al cielo, y otra que su hermanita de un año también se ha ido. Reencontrarnos hablando del Señor juntos, reforzándonos uno al otro. Yo suelo estar muy pendiente del tiempo, pero hoy Isabel me vio más relajado. Al final no dio tiempo a pasar por Infantil. Yo estaba en mi día de trabajo desde casa, así que en los minutos del café me conecté a mi empresa para ver que todo iba tranquilo. Y Ángel y Carmen comieron en el comedor de su cole.
Es muy emocionante sembrar, sin saber qué fruto dará. Sembrar por sembrar, porque sabemos que podría abrir muchos corazones, y porque nos lo pasamos muy bien con las niñas y sus ocurrencias. Incluso ha coincidido que una chavalita es sobrina de unos misioneros amigos que han ido a la selva peruana con la diócesis de Madrid. Recibes mucho cariño de las niñas, tan tiernas, como el que recibíamos en nuestra guardería de Villa. Un caramelo dulce en mitad de la gran ciudad donde nadie conoce a nadie.
Al despedirnos la directora nos pide rezar por su hijo, que está en el seminario de Pamplona. Nos encomendamos unos a otros y hacemos experiencia de Iglesia fraterna. La misión es la fraternidad universal, que hace encontrarse corazón a corazón, sin juzgar más de la persona que el Señor te pone delante.
Hoy hemos tenido muchos motivos para dar gracias.
Gonzalo Violero LMC
9 octubre, 2016 en 9:00 pm
Gracias por vuestro testimonio y por vuestra entrega, ahora desde «este lado».
Nosotros fuimos esta semana pasada al cole de nuestro hijo a contar nuestra experiencia en Perú y también fue un momento precioso. Los niños preguntaban mucho y se le abrían los ojos al ver fotos de realidades muy distintas a las que están acostumbrados.
Unidos en la Misión.