Después de dos meses de caminar juntos, la Comunidad LiSaNgA se dispersó con la vuelta de Paula y Neuza a Portugal para estar con sus familias y amigos antes de partir para Arequipa (Perú). Antes de volver a Portugal tuvimos la oportunidad de celebrar juntos, como Familia Comboniana, el gran regalo que ha supuesto para nosotros contar con su presencia en este tiempo de Formación.
A lo largo de este mes de julio también celebrarán con su gente sus respectivas misas de envío.
El pasado domingo 16 le tocó el turno a Neuza en su parroquia en Viseu, y David y yo pudimos venir a vivirla con ella. Fueron muchas horas de coche, pero que hicimos gustosos para compartir un momento tan especial con ella y poner rostro a sus seres queridos.
La misa de envío fue emocionante y bonita. Como siempre en todo lo comboniano, los colores y alegría no faltaban en el altar. El obispo de Viseu D. Ilídio ofició la misa y concelebraron su párroco, el provincial de los Combonianos P.José Vieira y el superior de la casa de los Combonianos en Viseu P. Francisco Medeiros. La iglesia poco a poco se fue llenando de gente y LMCs que vinieron de diferentes lugares de Portugal.
Neuza estuvo radiante y disfrutando cada instante. Providencialmente el evangelio del día fue la parábola del sembrador y el obispo la relacionó lindamente con la vida misionera y los retos que ésta plantea, siempre con un sonrisa para Neuza y alabando su valentía.
«Ve hermana mía. Allí en tierras distantes anunciarás a Jesús y servirás a los pobres. Hablarás con quien nunca anduvo o no andará más contigo. […]Ofrecerás con gratuidad el testimonio de tu fe, de tu esperanza y de tu amor. […] Misión es siempre ir a Galilea, a las Galileas de todos los continentes. […] El Señor te escogió, te consagra y te envía. ¡Ve, yo te envío!» (Extracto de la Bendición de Envío)
Después de celebrar, los portugueses también como nosotros los españoles, gustan de compartir la mesa y la mesa que su familia nos preparó fue un autentico lujo. Así continuamos celebrando el resto del día en un finca preciosa y saboreando todo lo que la familia de Neuza había preparado con gusto y cariño para un día tan especial.
Desde aquí agradezco de nuevo toda su generosidad y su maravillosa acogida. Fue un día precioso que siempre recordaré.
Aitana Sevilla Pascual. LMC