El próximo día 22 de abril de 2018 se celebra, a nivel mundial, el Día de la Tierra. Esta celebración viene teniendo lugar desde el año 1970, y ha sido asumida por Naciones Unidas bajo la denominación de “Día Internacional de la Madre Tierra” en la resolución 63/278. En el preámbulo de dicha resolución se hacen algunos reconocimientos que dan sentido a la celebración del Día:
- Reconociendo que la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, y convencida de que para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza y la Tierra,
- Reconociendo también que Madre Tierra es una expresión común utilizada para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones, lo que demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos, …
Dada la perfecta sintonía entre este reconocimiento y la ecología que nos propone el papa Francisco en su encíclica Laudato si, y que comienza con la alusión a la “hermana nuestra madre Tierra” del Cántico de las Criaturas, hemos impulsado en el seno de la Comisión Diocesana de Ecología Integral del Arzobispado de Madrid la preparación de un material que nos permita unirnos, como Iglesia, a la celebración/conmemoración de ese Día, que este año, además, coincide en domingo.
Teniendo esto en cuenta, y que la convocatoria de este año se centra, como elemento concreto y referencial, en la reducción de desechos plásticos, presentamos un guión modular que puede servir para la reflexión, el trabajo en grupo y la celebración, en diversos formatos, del Día de la Tierra en la Iglesia de Madrid. Diferentes combinaciones (y adaptaciones) de los módulos podrán dar respuesta a distintos estilos de celebración en los diferentes ámbitos de nuestra Iglesia.
En cualquier caso, quede ahí el intento de acompañar al resto de la Humanidad en los esfuerzos por sostener y cuidar nuestra casa común, “la hermana nuestra madre Tierra”, y hacerlo desde nuestra especificidad cristiana, como también lo han hecho, por ejemplo, el Movimiento Católico Global por el Clima, o la Alianza Católica por el Clima (dependiente de la Conferencia Episcopal de los EEUU).
Tomando de Cristianismo y Ecología