La crisis humanitaria y de seguridad en el norte de Mozambique es preocupante. La intensificación de los ataques yihadistas en la provincia norteña de Cabo Delgado ha obligado a más de medio millón de personas a huir de sus hogares y pueblos, abandonando sus bienes y reservas de alimentos, necesarios para su sustento. La ONU advierte que la falta de alimentación, higiene y educación entre los desplazados se verá agravada por la próxima temporada de lluvias y la pandemia de coronavirus.
Para agravar aún más la situación es una epidemia de cólera en curso. «Si no se toman medidas pronto, no solo tendremos 535.000 personas desplazadas y 2.000 muertos por el conflicto, sino decenas de miles», dijo el director regional de ACNUR. Desde 2017, en Cabo Delgado, un grupo yihadista conocido como Ahlu Sunnah Wa-Jama ha estado causando terror, matando personas y destruyendo hogares y propiedades de personas. Después de una alianza con el autodenominado Estado Islámico (EI), los ataques se han intensificado en fuerza y brutalidad.