Un año más hemos terminado la campaña de Animación Misionera con motivo del Domund.
El mes misionero es siempre una oportunidad para abrir una ventana al mundo. Y en particular una ventana diferente. Cuando en los medios de comunicación se centran en lo que pasa en las grandes potencias, el Domund nos permite centrarnos en la vida de la gente sencilla con la que compartimos nuestra vida como misioneros.
Es necesario entender el mundo con macro cifras peor sobre todo es necesario entender el mundo con las consecuencias de esas macro cifras y las consecuencias de nuestras opciones vitales.
Todo tenemos algo que decir frente a lo que pasa en nuestro mundo, en nuestro planeta tierra.
Cada uno de nosotros y nosotras tenemos una vocación. Somos llamados a poner nuestro granito de arena en la construcción de este mundo. Podemos dejarnos llevar por las modas o las grandes corrientes o escoger y tomar opciones en nuestra vida, en nuestra manera de consumir, de estar presentes para que este mundo sea diferente.
El Domund es una oportunidad para tener presentes a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo, conocer sus vidas, sus sueños, sus inquietudes. Solo podemos amar lo que conocemos, por eso siempre animamos a rezar por estas realidades que presentamos. Si tenemos presente en nuestra oración la vida de nuestros hermanos seremos sensibles a ellas y estarán presentes a la hora de tomar nuestras decisiones.
En este año, durante la campaña, además de la presencia en algunas misas de algunas parroquias he podido participar en el instituto de secundaria de Guillena, un pueblo de la provincia de Sevilla.
Es una realidad que a los jóvenes les resulta lejana, pero nada más lejos. Poder compartir un rato con ellos te permite dar a conocer otras realidades y espero que también ayude a sensibilizar que ellos y ellas tienen una palabra que decir.
Todos y cada uno tenemos algo que decir, nosotros cristianos tenemos una responsabilidad por nuestra casa común y por todos los seres humanos que habitamos este planeta.
Ojalá cada semilla sembrada dé algo de fruto.
Un saludo, Alberto