Como cada año se moviliza la Iglesia en torno a la misión en el mes de octubre. Un momento privilegiado para acercarnos a colegios, institutos, parroquias… Siempre con la esperanza de que el resto del año la misión también sea importante y de que aquello que humildemente sembramos vaya dando su fruto. Aunque sabemos que eso no depende tanto de nosotros.
Este año tuve la oportunidad de asistir a varios lugares, a través de la delegación de misiones nos contactaron y posibilitaron acercarnos a varios lugares.
Por un lado a un instituto del Aljarafe donde compartí un par de días con los jóvenes de ESO y bachillerato.
A veces es difícil en estas edades saber qué quiere ser uno de mayor. Cuando se les habla de vocación es algo que todavía es confuso para ellos pero sí que me parece algo fundamental a plantear.
Estudiar con una finalidad, poner nuestros estudios al servicio de la sociedad y no de nuestros bolsillos o los de otros. Pensar en un mundo diferente y ser protagonista de este cambio.
Por ahí va el lema del Domund de este año.
Si no nos gustan algunas cosas del mundo que nos rodea, si nos parece injusto en muchas cosas,… está en nuestra mano cambiarlo. Me parece que es un mensaje que los jóvenes deben hacer suyo. No nos podemos conformar, pensar que solo estamos llamados a buscar un trabajo que nos permita sobrevivir.
El Domund es la posibilidad de abrir una ventana al mundo. De entender cómo viven muchas de las personas que nunca apareen en la televisión, de dar valor a lo importante, de mostrar las riquezas de la humanidad que no son las materiales sino las de sus gentes.
Es tiempo de cuestionar para que cada uno pueda reflexionar sobre su vida, sus opciones vitales, lo que escogemos y cómo queremos el futuro de la humanidad.
También estuve por el centro de la ciudad hablando en otro centro con jóvenes de 4º de la ESO, así como con niños y niñas de primaria. A cada uno según su nivel. También a los niños y niñas de primaria es importante hacerles entender las desigualdades injustas de este mundo. Que cada uno podemos hacer algo para tener un mundo mejor, donde reine la amistad, la preocupación por el otro…
Por último comentaré que también nos llamaron para hablar con los sacerdotes y diáconos de uno de los arciprestazgos de la ciudad. Se estaban preparando también con formación permanente de cara a este domingo mundial de las misiones. Es algo para lo que no nos suelen llamar pero me pareció una oportunidad para dialogar. Para pensar si la misión es algo de un domingo al año o el centro y esencia de nuestra Iglesia. Les animé a que aprovecharan la oportunidad para todo el año, para plantear una parroquia misionera, donde la misión ayude a dar una vuelta a la propia comunidad, a ser más responsable y consecuente con su fe. Invitar también al protagonismo de los laicos en las comunidades, al apoyo de las comunidades a nuestros misioneros siendo así participes, junto con los que son enviados, de la misión universal de la Iglesia que es la misión de Dios para el mundo.
Ahí también intentamos sembrar, el Señor también tendrá que poner de su parte.
Por eso rezamos, seguimos pidiendo la oración de todos durante todo el año así como el apoyo económico y vocacional para que nuestra Iglesia y la de todo el mundo siga enviando muchas misioneras y misioneros allá donde son tan necesarios.
Un abrazo
Alberto